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A mejorar la evaluación de la calidad del aire

Pablo Méndez Lázaro

En el caso de las islas del Caribe, todas son vulnerables a riesgos asociados a la calidad del aire debido a los patrones cambiantes y la frecuencia de la concentración de polvo del Sahara y otros aerosoles.

A nivel mundial, las mayores fuentes de polvo se encuentran en el hemisferio Norte, con importantes contribuciones de las regiones del Sahara y el Sahel, en el norte de África. Estudios previos reflejan que sólo estas regiones contribuyen entre 60 y 200 millones de toneladas de polvo suspendido en el aire por año.

Hay que entender que los procesos asociados al transporte del polvo del Sahara son muy dinámicos. Algunos de los procesos que controlan estos pulsos de polvo son: El Niño, las Oscilaciones del Atlántico Norte, la posición de la Zona de Convergencia Intertropical y la cambiente dirección y velocidad del viento, entre otros.

En islas del Caribe como Barbados, Guadalupe y Martinica, entre otras, se han realizado excelentes investigaciones sobre el polvo del Sahara que sientan las bases de un estudio que llevaremos a cabo en Puerto Rico.

El estudio propuesto se centra en las aportaciones del polvo del Sahara que afecta a las poblaciones humanas en la región del Caribe. Estas partículas de polvo impactan tanto el clima como los ecosistemas marinos y terrestres (incluidos los arrecifes de coral y los bosques). De igual manera, afectan la salud humana. Estudios previos evidencian que pulsos del polvo del Sahara en el Caribe aumentan los casos de asma y admisiones hospitalarias en niños (Trinidad, Guadalupe y Grenada). Sin embargo, no se ha establecido un vínculo operacional sistemático entre los episodios del polvo del Sahara y los avisos de salud pública en ninguno de estos pequeños estados insulares.

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