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Construyendo resiliencia y comunidad en Puerto Rico

Carson Bear

National Trust for Historic Preservation

Mientras Puerto Rico todavía sufre el impacto del huracán María, la comunidad allá tiene una necesidad urgente. Durante la tormenta, miles de edificios históricos y nuevos perdieron sus techos. La insistente lluvia continúa afectando a estos lugares, lo que está retrasando el regreso de la gente a sus casas, comercios y rutinas normales.

Para abordar esta necesidad, el National Trust está trabajando con nuestro socio, Para la Naturaleza, para proporcionar toldos a 200 casas y otros edificios. Cada donación de $75 proporcionará un toldo a una casa u otro edificio afectado por la tormenta para protegerlos de los elementos, retardar el daño estructural y ayudar a nuestros vecinos regresar a la normalidad más rápido.

Hablamos con Ivonne Sanabria Pérez, coordinadora de asuntos histórico-culturales de Para la Naturaleza, sobre la Campaña de Toldos y cómo Puerto Rico se está fortaleciendo como resultado de la tragedia.

Según Puerto Rico empieza a reconstruir, ¿cuáles necesidades en el ámbito de la preservación son las más importantes?

Ahora, estamos trabajando con más de 50 comunidades cerca de nuestras áreas naturales protegidas en Puerto Rico. Una parte de nuestros fondos se está destinando a ayudar a que los centros comunitarios se conviertan en oasis de resiliencia para servir las necesidades de los residentes. Les estamos proveyendo energía solar, filtros de agua. Ya hemos estado trabajando en esa parte del esfuerzo de ayuda. Para nosotros, la fase de llevar alimentos y agua ha pasado. Estamos en la segunda fase, y estamos reconstruyendo. Queremos ayudar a fortalecer nuestras comunidades para que crezcan en resiliencia.

¿Por qué necesitan toldos los edificios en Puerto Rico ? ¿Cómo funciona la Campaña de Toldos?

[El huracán María], que trajo sobre 20 horas de vientos sostenidos de fuerza de huracán, causó daños mayores a los techos en toda de la isla. Muchos de los techos de cinc se perdieron con el huracán. Y en las semanas subsiguientes continuó lloviendo, por lo que el agua continuó entrando a las casas.

Originalmente, pensamos que Para la Naturaleza podría proveer toldos a las estructuras en zonas históricas que sufrieron daños, pero, como no somos dueños de estas casas, no pudimos hacer nada. Esa parte del esfuerzo de ayuda ha sido bastante lenta, y conseguir toldos para cubrir cada casa depende de su dueño.

Además nos preocupó que las personas cuyas casas sufrieron daños se sintieran que estaban solos dando la batalla. Los residentes que perdieron sus techos podrían estar quedándose con familiares o en un refugio, o tal vez no tienen acceso a comida. De seguro que no tienen energía eléctrica y tal vez no confíen en la calidad de su agua. Por eso, todo es un reto.

Queremos proporcionar un sentimiento de que la ayuda está en camino, y que hay gente allá afuera que conoce lo que estamos pasando. Creo que es muy importante tener la esperanza que proporciona el saber que no estamos solos a la hora de reconstruir. La Campaña de Toldos ayudará mucho en simbolizar que la ayuda está en camino. Y, ¿el que todo este esfuerzo venga de personas que no conocemos? Eso es maravilloso.

¿Qué podemos hacer en el futuro para crear resiliencia a largo plazo, especialmente tomando en consideración las lecciones que hemos aprendido sobre el manejo de pasados desastres naturales?

Una de las cosas más maravillosas de haber viajado a los Estados Unidos es el conectar con personas que ya experimentaron los efectos de desastres en Katrina y en Florida. Ellos entienden exactamente lo que estamos viviendo. Ahora sé las cosas que FEMA puede y no puede hacer porque alguien, que ya ha pasado por esta experiencia, [me lo explicó]. Ese intercambio de conocimientos debería perpetuarse para que esté accesible para las personas que estén tomando decisiones durante el próximo desastre.

También, necesitamos entrenar más personas en los oficios de la construcción, y particularmente en la reconstrucción de estructuras históricas. [Para la Naturaleza] ya estaba empezando trabajar en esto, pero María ha acelerado el proceso y ha priorizado asuntos que no eran urgentes antes del huracán.

Las organizaciones sin fines de lucro y los comercios tienen un rol en esta situación. Hay que recordar que las personas que están supervisando la preservación histórica en Puerto Rico en una capacidad oficial [empleados de la Oficina Estatal de Conservación Histórica, el Instituto de Cultura Puertorriqueña y otras organizaciones gubernamentales] han experimentado grandes pérdidas personales también.

Una de las lecciones aprendidas es que podemos trabajar juntos y apoyarnos. Nuestra organización sin fines de lucro tiene algo que contribuir a los esfuerzos de preservación del estado. Ellos no tienen que esperar a que sus empleados puedan recorrer la isla para identificar los daños a estructuras históricas porque nosotros tenemos voluntarios disponibles para ayudar ahora. Podemos trabajar juntos para comunicar con una sola voz la información vital sobre cómo preservar estructuras históricas, y podemos decidir cómo asumir el futuro juntos.

¿Cuál es la conexión entre la preservación y la vida humana en el caso de un desastre como el huracán María?

En preservación, tu casa es tu casa. Preservar estos lugares es importante para ti porque son más que lugares históricos. No estoy preocupada con la preservación de los edificios institucionales históricos, porque recibirán fondos y recursos. Pero muchas de nuestras estructuras históricas son residencias que están en los pueblos, y eso es todo lo que tienen. Es lo que les da un sentido de pertenencia. Es donde se despiertan cada mañana, es donde comen y donde desarrollan memorias familiares. No puedo concebir la idea de que la preservación no sea importante o pertinente en la vida diaria, o algo que no se tenga que atender con inmediatez.

Se dice que la recuperación de desastres se hace por fases, que primero necesitamos proveer agua, comida y alojamiento, y que la evaluación de daños para las casas y propiedades históricas puede esperar. Pero nuestra organización no está proporcionando alojamiento, entonces, ¿qué podemos hacer? Podemos encargarnos de hacer la inspección de daños en las zonas históricas para proporcionar a las agencias estatales. Las organizaciones que manejan las diferentes necesidades son separadas, y pueden trabajar paralelamente [para atender el abanico de necesidades de Puerto Rico]. De esa manera, cuando nuestras agencias de preservación estatales estén en posición para abordar la próxima fase de la reconstrucción, tendrán más información que si hubieran tenido que esperar a hacer ellos mismos la evaluación de daños.

¿Hay un resquicio de esperanza de esta situación?

Tiene que ver con la psiquis de sobrevivir una catástrofe. Estamos conectando con nuestros vecinos y nos estamos ayudando unos a otros, en vez de estar pegados a los dispositivos electrónicos.

Le he preguntado a las personas de New Orleans si este conocimiento de lo que es realmente importante —las conexiones humanas— durará, o si olvidaremos lo que nuestra comunidad ha recuperado una vez regrese la energía eléctrica y podamos continuar con nuestras vidas.

La respuesta parece ser que podemos hacer las dos cosas: podemos mantener las conexiones humanas y las amistades que hemos hecho, y el sentimiento de que nuestra comunidad es consciente de las necesidades de nuestros vecinos. Pero también, podemos regresar a las redes sociales y las conveniencias modernas sin perder la humanidad que hemos ganado. La manera en que uno crece cuando se sobrevive un evento catastrófico informa lo que seremos en el futuro.

En 15 años espero poder mirar atrás y ver que hicimos lo correcto. Los últimos meses han sido muy difíciles, pero no cambiaría lo que ha pasado. No cambiaría lo que he aprendido por nada del mundo.

 

 

 

 

 

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