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Jóvenes son testigos de que el Faro de Culebrita sigue en pie

Viajar en bote es una aventura. Algunos están listos para emprenderla, mientras otros prefieren quedarse en la orilla; observando -quizá- las estelas en la mar. Vivir en este archipiélago caribeño, condiciona a estar en la primera lista, a salir y descubrir lo que por fortuna es nuestro.

Puerto Rico posee a su alrededor una serie de islas, cayos e islotes que, a pesar de tener una extensión territorial limitada, cuentan con áreas naturales y hábitats de gran valor para la vida silvestre. Las islas municipios de Vieques y Culebra, se destacan por encabezar la lista de las más conocidas y visitadas. No obstante, la lista se extiende a más de 16 puntos geográficos ubicados en el Océano Atlántico y el mar Caribe.

Desde el centro de visitantes Medio Mundo y Daguao, ubicado en la antigua base nadal, Roosevelt Roads en Ceiba, un grupo de jóvenes del Taller Inmersión Para la Naturaleza -entre las edades de 13 a 17 años- emprendió una travesía para visitar por primera vez la isla de Culebrita. Dos horas y media, resistiendo el oleaje y los vientos, tomó llegar a la pequeña isla ubicada a una distancia de 32 kilómetros de la isla principal.

Para Alondra Jiménez Ramos, natural del pueblo de Manatí, visitar Culebrita fue una experiencia única. “La visita estuvo bien chévere. Este verano estaba buscando campamentos de verano que me permitieran experimentar, ir de aventura y explorar todo lo que tiene que ofrecer mi isla. Había participado en el Taller de Inmersión en Ponce y Fajardo. No había ido a Culebrita. Definitivamente, Culebrita sobrepasó todas mis expectativas”, manifestó agradecida por la oportunidad.

De igual forma, para Sara Eliza Abreu participante del Taller, residente de Naguabo “fue una gran experiencia”. A esta joven, quien ha participado en cuatro ocasiones del Taller de Inmersión Para la Naturaleza y ha visitado múltiples áreas naturales protegidas, le pareció “muy interesante ver la flora y la fauna y cómo se diferencian o se parecen a las especies que se encuentran en la isla grande”.

Por su parte, Antonio Manzano Ortiz, participante del taller, expresó maravillado que, “me encantaron los paisajes y la impresionante vista hacia el mar desde el faro. No sabía que Culebrita estaba tan cerca de San Thomas”.

Y es que, Culebrita marca el punto más al este –límite geográfico- entre Puerto Rico y las Islas Vírgenes Británicas. Además, la isla posee bosques secos y playas donde habitan organismos exclusivos de la región caribeña y Puerto Rico.

Según Carlos Andrés Rodríguez, oficial de EcodeTour Para la Naturaleza y herpentólogo -científico que estudia los reptiles-, la presencia de plantas y animales nativos y endémicos de Puerto Rico en Culebrita es evidencia de que las islas de Puerto Rico -incluyendo Mona, Desecheo, Caja de Muertos, Vieques, Culebra, Culebrita y otros cayos- comprenden una sola masa geológica que estuvo conectada y ahora está separada por el mar.

Por ejemplo, en Culebrita, se encuentran organismos endémicos de las islas de Puerto Rico como lo son: el pájaro bobo menor (Coccyzus minor) y el coquí churrí (Eleutherodactylus antillensis), que es una especie de anfibio. Otros organismos nativos del Caribe que habitan Culebrita son: el cactus de costa (Melocactus intortus) y el árbol de jaguey (Ficus citrifolia).

Al llegar a las costas de Culebrita, rodeadas por el Mar Caribe, un cielo despejado, un intenso calor, el espesor del bosque seco, playas arenosas y rocosas con aguas cristalinas recibieron a los participantes del taller. Bajo el agua, “había muchos peces y otros organismos que no había visto antes”, confesó Antonio.  Según el joven de 14 años, la experiencia de hacer snorkeling fue superior a todas las que había experimentado antes.

La vida marina de Culebrita es abundante pues la isla está rodeada por 1,200 acres de arrecifes de coral donde hay una gran variedad de corales incluyendo especies endémicas en peligro de extinción como la Acropora palmata, la Acropora cervicornis y la Acropora plorífera. Además, sus playas son lugar de anidamiento para el carey (Eretmochelys imbricata), el tinglar (Dermochelys c. croriácea), la tortuga verde o el peje blanco (Chelonia Mydas).

Una vez en la isla, el grupo pudo divisar una variedad de aves nativas como la gallareta común (Gallinula chloropus), el pollo de mangle (Rallus longirostris), el ostrero (Haematopus palliatus), el playero turco (Arenaria interpres) y el águila pescadora (Pandion haliaetus).

También, los jóvenes fueron testigos de que, a pesar del fuerte impacto de los huracanes Irma y María por la región este del país, los remanentes del histórico faro de Culebrita continúan de pie. “Es una pena que esté deteriorado pues me gustaría verlo restaurado”, expresó Sara, a quien le llamó la atención el valor histórico del lugar.

El proyecto de restauración del faro de Culebrita

El Faro de Culebrita fue construido por la Corona Española entre 1882 y 1886 con el propósito de marcar su control sobre el territorio y aumentar la protección contra las tropas invasoras británicas y danesas. El ingeniero andaluz Manuel Maese Peña fue responsable de su diseño y construcción.

La forma y el diseño del faro fueron dictados por dos factores principales: eficiencia y funcionalidad. Su peculiar forma de “E” respondió a la necesidad de incluir dos apartamentos para los cuidadores del faro y sus familias, dos espacios de oficina, dos baños, un depósito de combustible y una gran cisterna.

El proceso de construcción fue arduo debido a su ubicación remota, la falta de transporte adecuado, agua y mano de obra calificada. A pesar de eso, solo tomó cinco años lo que algunos historiadores consideran un récord de trabajo duro y mano de obra intensiva.

Actualmente, la estructura se encuentra en estado de deterioro. Sus techos y ventanas han sido destruidas con el paso de los huracanes. Sus paredes, aunque parecen estar casi intactas, corren riesgo de desplomarse debido a la corrosión de los ladrillos, las rocas y las maderas locales con las que fue construido. No obstante, desde 1981 este patrimonio fue incorporado al Registro Nacional de Lugares Históricos.

En enero de 2015, el Municipio de Culebra y Para la Naturaleza firmaron un acuerdo para lograr la rehabilitación del faro. El acuerdo busca desarrollar un plan para rehabilitar la estructura conforme a los estándares de conservación histórica, así como realizar labores de manejo en los terrenos donde está ubicado, para proteger el edificio y el área natural que lo rodea.

“El rescate de un lugar histórico va más allá de salvar un edificio significativo de los embates del tiempo. Se trata también de honrar a la gente que, a través de su vida le dieron forma al lugar y de entender como sus historias compartidas han contribuido a nuestra identidad cultural”, dijo Fernando Lloveras San Miguel, presidente, Para la Naturaleza.

Al rehabilitar el faro, la isla de Culebrita se convertirá en un importante destino ecoturístico para Puerto Rico y el mundo. Además, su biodiversidad podría inspirar proyectos de ciencia ciudadana dirigidos hacia el monitoreo de tortugas y corales, análisis de perfiles de costa, censos de aves, excavaciones arqueológicas, reintroducción de especies endémicas y nativas y el manejo de especies invasoras.

Asimismo, los habitantes de Puerto Rico y los turistas tendrán acceso a un lugar para la recreación sustentable con áreas para acampar, veredas para caminar y otros espacios para el disfrute de la comunidad como salones multiusos, exhibiciones y servicios sanitarios.

Apoya la restauración del #FaroCulebrita en el Día Nacional de los Faros. Visita www.paralanaturaleza.org/culebrita. ¡Es hora de hacerlo brillar! #ParaLaNaturaleza #PuertoRico

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