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Trazan vínculo entre bombardeos en Vieques y malformaciones congénitas

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¿Los bombardeos de la Marina en Vieques tuvieron algún efecto en la salud de los recién nacidos?

La respuesta es sencilla: sí.

Tres profesores de la Universidad de Toronto, en Canadá, recientemente publicaron el estudio “Bombas y bebés: Bombardeo de la Marina de Guerra de Estados Unidos y salud infantil en Vieques”, que examinó las variables de la preñez y de la intensidad de las detonaciones durante los maniobras militares realizadas en la última década del cuerpo castrense en la Isla Nena.

Los investigadores Gustavo J. Bobonis, Mark Stabile y Leonardo Tovar encontraron un vínculo entre la exposición de las madres gestantes a una alta intensidad de bombardeos y el incremento en los nacimientos de bebés con malformaciones congénitas, prematuros y en la incidencia de resultados bajos en la prueba de Apgar, que se usa en la sala de partos para identificar necesidades de cuidados médicos adicionales o tratamientos de emergencia para los bebés que abren los ojos a la vida fuera del útero de sus madres.

La investigación también descubrió que esa incidencia de malformaciones congénitas se redujo después de que acabaron las maniobras militares en julio del 2000.

En medio de un entrenamiento, el 19 de abril de 1999, un piloto confundió el puesto de observación donde se encontraba el guardia de seguridad David Sanes con un blanco de tiro y dejó caer sobre el lugar una bomba que segó su vida a los 35 años.

Con esa muerte, tomó oxígeno la lucha por sacar a la Marina de Vieques y quedaron interrumpidas las maniobras militares en la isla.

Por un período breve, en mayo del 2000, la Marina retomó algunos ejercicios con bombas no vivas. Pero tres años después, el 1 de mayo de 2003, oficializó su salida de Vieques luego de 62 años de una compleja convivencia.

“Nuestro trabajo muestra evidencia consistente con consecuencias negativas en la salud neonatal como resultado de los ejercicios de bombardeo de la Marina en Vieques. Este no es el único determinante de ellas, pero nosotros presentamos evidencia a favor de ese nexo causal”, afirmó Bobonis en entrevista con El Nuevo Día.

“Nuestro trabajo no nos permite demostrar que como resultado de los ejercicios navales hubo efectos a largo plazo en las vidas de estas personas, pues solo nos concentramos en el nexo con la salud neonatal. Pero existe evidencia en otros contextos entre la salud neonatal y el desarrollo cognoscitivo y estatus socioeconómico a largo plazo”, afirmó.

El estudio en datos

La investigación, publicada en diciembre pasado, analizó 579,587 certificados de nacimiento de los bebés de Puerto Rico y de Vieques desde 1990 hasta 2003. Ese análisis arrojó que el 1% de los bebés nacidos tenía una malformación congénita, el 1.3% presentaba resultados bajos en la prueba Apgar y 12.6% nacía prematuramente.

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