Después de 68 días de intentos para su rescate, la barcaza que encalló y se volcó en la costa de Atlantic Beach, Florida, con cerca de 8 mil toneladas de cenizas de carbón de AES Puerto Rico a bordo, está a flote.
No obstante, una imagen publicada este sábado por el equipo a cargo del salvamento ratifica el peor de los pronósticos: que las olas lavaron la bóveda y abundante carga se perdió en el mar.
Según expresiones oficiales de la alcaldesa de Atlantic Beach, Ellen Glasser, “más de la mitad” del cargamento ya no está a bordo de la barcaza Bridgeport, la misma que partió del Puerto Las Mareas en Guayama el pasado 14 de marzo y que encalló ocho días más tarde a una milla del canal de acceso al Puerto de Jacksonville.
Sin embargo, un correo electrónico al que La Perla del Sur tuvo acceso plantea que la avalancha que cayó en el litoral costero de Atlantic Beach y Jacksonville pudo ser mucho mayor.
“Se estima que 9,314 toneladas de Agremax (cenizas de carbón de Puerto Rico) fueron liberadas de la bodega de carga”, indica una comunicación interna de la Comisión de Pesca y Conservación de Vida Silvestre del estado de Florida. La advertencia fue emitida por el científico Timyn J. Rice, poco después de que el Bridgeport se volcara el 14 de mayo.
El mensaje fue divulgado en primicia el pasado 14 de junio por el periodista del noticiero televisivo News4Jax, Tarik Minor, quien un día después lo compartió con este semanario.
¿No son tóxicas?
Aunque tardó más de un mes en reconocer públicamente la magnitud de la descarga al mar, la alcaldesa Glasser optó el pasado sábado por minimizar las características tóxicas del desecho de AES y destacó en su primer informe a fondo del suceso que lo que se vertió a menos de una milla del litoral de Atlantic Beach fue “Agremax, un material utilizado para proyectos de construcción y carreteras”.
“Es posible que se pregunte qué está pasando y le preocupen los informes de noticias sobre este material al que se hace referencia como ceniza de carbón”, plantea Glasser en declaraciones escritas a residentes y visitantes de Atlantic Beach. Asimismo, alega que el residuo gris “históricamente se ha mezclado con hormigón y se ha utilizado como material de arrecifes artificiales en proyectos de reconstrucción de lechos de ostras”.
La alcaldesa Glasser, empero, omitió asuntos puntuales. Entre otros, que en el año 2012 la Agencia de Protección Ambiental federal calificó al Agremax como una mezcla hidratada de cenizas de carbón livianas (fly ash) y pesadas (bottom ash), capaz de liberar metales pesados en concentraciones que exceden hasta 9 mil veces el límite de seguridad permitido por estándares federales, al entrar en contacto con líquidos y suelo.
Glasser igualmente elude que la carga vertida al mar estaba en su forma cruda y no encapsulada, por lo que equipararla con la empleada en la creación de arrecifes artificiales es un dato incorrecto que puede inducir a impresiones equivocadas.
Asimismo, la funcionaria pasa por alto que, al permanecer sumergidas, las cenizas tienen el potencial de contaminar “durante décadas” cuerpos de agua con metales pesados como arsénico, cromo y cadmio, además de concentraciones tóxicas de selenio, litio y molibdeno, como advirtió a La Perla del Sur el doctor en Geoquímica Ambiental y profesor en Ciencias Oceánicas de Duke University, Avner Vengosh.
Durante la pasada década, Vengosh ha centrado sus investigaciones en el impacto de los residuos de la combustión de carbón en el ambiente y la salud pública. Más recientemente, ha obtenido fondos del National Science Foundation para estudiar las implicaciones a largo plazo de la contaminación de cenizas de carbón en ecosistemas acuáticos.
“Los problemas que puedo anticipar es que la acumulación de cenizas de carbón en el fondo del océano debido al derrame causará un impacto similar al que hemos observado en los lagos: movilización de metales pesados de las cenizas al agua dentro de los sedimentos del fondo, y bioacumulación en el sistema ecológico”, destacó en entrevista con este semanario.
La bioacumulación es el proceso mediante el cual sustancias químicas alcanzan concentraciones elevadas en organismos vivos, quienes las asimilan y acumulan, sin poder eliminarlas. En este caso, peces y otros organismos del ecosistema marino.
Por otro lado, Vengosh anticipó que los análisis químicos que se hagan del agua costera donde ocurrió el vertido no reflejarán resultados alarmantes, debido a la magnitud misma del océano y a su capacidad natural para diluir, incluso, descargas de la magnitud del Bridgeport.
“Eso es predecible”, insistió Vengosh, “pero otra historia serán las muestras al lecho marino, donde fueron a parar las cenizas. Esas serán reveladoras”.
Sobre el tema, Fredric R. Siegel, autor del libro Environmental Hazards: Are You Exposed?, puntualizó que las cenizas no solo son “muy tóxicas”, sino que por su estructura terminarán cayendo “en el fondo del mar y sofocarán cualquier vida vegetal o marina”.
Siegel, un veterano investigador ambiental, publicó el libro de 622 páginas el pasado año para alertar sobre los peligros a los que están expuestos millones de habitantes de los Estados Unidos. Entre ellos, las cenizas de carbón.
“Como las cenizas de carbón se han estado filtrando durante más de dos meses (en la costa de Atlantic Beach), el agua ha recibido dosis constantes de toxinas a las que la vida marina ha estado expuesta. Pero aún más, las cenizas podrían formar una capa impenetrable en algunos lugares, convirtiendo la zona en un área muerta e incapaz de recuperarse”.
¿Habrá consecuencias?
Sobre remedios, multas y sanciones, la autoridad obligada a intervenir es el Departamento de Protección Ambiental (DEP en inglés) de Florida, según expresa la alcaldesa de Atlantic Beach en su mensaje a residentes y visitantes.
“La descarga no autorizada de Agremax y sus impactos pueden ser abordados en el momento apropiado por el DEP”, añade Glasser en el portal http://coab.us/CivicAlerts.aspx?AID=1016.
Sin embargo, tanto el tiempo que le ha tomado a las autoridades locales, estatales y federales divulgar la magnitud del vertido, como reconocer sus implicaciones, motivaron que Siegel solicitara a este medio espacio para alertar a la ciudadanía.
“La respuesta de las autoridades locales, además de las agencias ambientales estatales, ha sido patética en el mejor de los casos”, sentenció. “Además, utilizan la línea del libro de jugadas de la industria y afirman que ‘la ceniza de carbón no es un desperdicio peligroso según la EPA, por lo que no es un problema’”.
“Desinformar al público de los peligros con el único propósito de no interrumpir el turismo o generar alarmas sobre la continuación de embarques (de cenizas) adicionales es un desprecio flagrante del bienestar de la gente y un guiño a la industria de la energía y los residuos”, agregó.
Al cierre de este reportaje, la empresa a cargo de la divulgación de datos sobre el rescate del Bridgeport anunciaba que la grúa flotante contratada para aligerar la carga de la barcaza volvería a aproximarse a la nave para redistribuir el lodo de cenizas remanente dentro de su bóveda, ayudar en la distribución del peso y estabilizarla.
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