Camuy. Detenerse diariamente con su guagua a orillas de la carretera PR-129, jurisdicción del barrio Bayaney, en Hatillo, a vender pilones y hamacas hechas por artesanos puertorriqueños se ha convertido para Raúl López en un hobby.

Es que tras el golpe económico que dejó el devastador paso del huracán María y el cierre del Parque de Las Cavernas del Río Camuy, los turistas han dejado de transitar por la vía que se extiende entre Arecibo y Lares. Su efecto: son escasos los clientes que se detienen a hacer alguna compra a los múltiples comercios, en su mayoría ambulantes, que hay en la zona.

“La venta está floja, floja. Hay días que vengo aquí y me voy. Nadie se detiene. Hay gente que vienen y se van. Me dicen que hasta que no esté abierto (el parque), no vuelven”, sostuvo López.

Este hatillano ya recibe el Seguro Social y da gracias a Dios que la venta de estas artesanías no es su sustento, sino un sueldo adicional.

“Si fuera a vivir de esto, no pudiera estar aquí”, señaló López.

Otros comerciantes, como los de los reconocidos restaurantes de Lares, La Morena y El Taíno, cerraron sus negocios ante el golpe que significó a sus bolsillos el cese de operaciones de este atractivo natural.

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