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Crean la primera granja de algas tropicales para producir biocombustibles en Puerto Rico

Un equipo de investigadores dirigido por Loretta Roberson, del Laboratorio Biológico Marino (MLB, en inglés), de Woods Hole, Massachusetts, acaba de comenzar la primera granja de algas marinas en aguas tropicales de Puerto Rico y Estados Unidos.

“Puerto Rico tiene temperaturas cálidas estables y amplia luz solar durante todo el año, así como una amplia exposición a los vientos y olas predominantes. Estas condiciones hacen que su costa meridional sea un banco de pruebas ideal para explorar cómo las condiciones ambientales influyen en las propiedades biológicas, fisiológicas y químicas de las macroalgas cultivadas, así como el impacto de las granjas de algas en el medio ambiente circundante”, dijo Roberson, investigadora principal del proyecto que tiene granjas gemelas en Florida y Belice para evaluar si son escalables.

Hasta la fecha, las algas que se cultivan en este proyecto han sido difíciles de cultivar masivamente de forma rentable y la producción se ha limitado a zonas fácilmente accesibles cerca de la costa. Pero los científicos han logrado una serie de mejoras y esperan que en La Parguera -frente a donde se instaló la granja- puedan crecer a escala. 

“Nuestro sistema de granja mecaniza el proceso de siembra y cosecha para reducir drásticamente los costos de mano de obra, puede desplegarse en zonas de alta mar para ampliar en gran medida la producción a gran escala y aumentará el rendimiento de la biomasa por dólar de inversión de capital”, explicaron en el proyecto. 

“El objetivo final es producir biomasa a escala de forma rentable en zonas infrautilizadas, donde es posible la producción durante todo el año”, señalaron.

Al tratarse de la primera granja de este tipo en la región, se necesitaron autorizaciones de organismos como el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, la Guardia Costera de los Estados Unidos y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.

Mapa de las ubicaciones de las granjas del proyecto.

“Facilitar una investigación de esta naturaleza será clave para el desarrollo de la acuicultura sostenible en esta zona”, explicó Roberson. 

“Hemos probado diseños de granjas similares en Nueva Inglaterra y Alaska, pero ésta será la primera prueba del conjunto en aguas tropicales cálidas, donde esperamos mayores índices de incrustación por parte de otros organismos marinos, daños por rayos UV y amenazas de huracanes”, agregó.

A diferencia del cultivo de algas, que suele ser estacional, el cultivo de algas tropicales pueden ser cosechadas durante todo el año.

“Facilitar una investigación de esta naturaleza será clave para el desarrollo de la acuicultura sostenible en esta zona”, explicó Roberson. 

“Hemos probado diseños de granjas similares en Nueva Inglaterra y Alaska, pero ésta será la primera prueba del conjunto en aguas tropicales cálidas, donde esperamos mayores índices de incrustación por parte de otros organismos marinos, daños por rayos UV y amenazas de huracanes”, agregó.

A diferencia del cultivo de algas, que suele ser estacional, el cultivo de algas tropicales pueden ser cosechadas durante todo el año.

El equipo de investigación incluye expertos en el diseño de sistemas de granjas oceánicas, la recreación de la dinámica de los nutrientes en los sistemas oceánicos, la evaluación del impacto ambiental y el análisis económico.

Las algas que se están cultivando son las algas rojas del tipo Eucheumatopsis isiformis, de gran valor comercial, que se cultivan principalmente en África oriental y Asia. Su color rojo se debe a los pigmentos de ficoeritrina y ficocianina, que enmascaran los demás pigmentos como la clorofila. 

Las algas se utilizan a menudo para producir biocombustibles porque, en determinadas condiciones, contienen grandes cantidades de triacigliceroles (TAG, en inglés), que pueden convertirse en biodiésel. Este combustible es de uso comun en motores, vehículos y maquinaria para fincas, entre otros.

Los combustibles derivados de las algas son una alternativa a las fuentes de biocombustibles comúnmente conocidas, como el maíz o la caña de azúcar. Cuando se elaboran a partir de algas marinas se los denomina combustible de algas o aceite de algas.

Con esta granja, los científicos avanzan así en el diseño y desarrollo de un sistema de cultivo en alta mar de algas tropicales para apoyar la producción a gran escala de biomasa para biocombustibles y otros bioproductos valiosos.

A través de asociaciones con expertos de 15 instituciones diferentes, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro y laboratorios nacionales, entre las que se encuentran la Universidad de Puerto Rico Mayagüez y el Recinto de Río Piedras se desplegarán y supervisarán estos sistemas de granja en la Isla, en Florida y Belice.

Los sitios elegidos para el cultivo “proporcionan una amplia gama de exposición al viento, las olas, la temperatura, la luz y los nutrientes que nos ayudarán a entender cómo las condiciones ambientales influyen en las propiedades biológicas, fisiológicas y químicas de las macroalgas cultivadas y el rendimiento del sistema de granja, así como cómo las granjas de algas podrían mejorar la calidad del agua a través de la eliminación del exceso de nutrientes y la regulación del pH”, sostiene el proyecto.

El MBL recibió fondos para esta investigación del programa competitivo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada-Energía (ARPA-E) del Departamento de Energía de Estados Unidos y de Macroalga Research Inspiring Novel Energy Resources (MARINER), que impulsa que Estados Unidos se convierta en un productor líder de macroalgas.

Los sitios elegidos para el cultivo “proporcionan una amplia gama de exposición al viento, las olas, la temperatura, la luz y los nutrientes que nos ayudarán a entender cómo las condiciones ambientales influyen en las propiedades biológicas, fisiológicas y químicas de las macroalgas cultivadas y el rendimiento del sistema de granja, así como cómo las granjas de algas podrían mejorar la calidad del agua a través de la eliminación del exceso de nutrientes y la regulación del pH”, sostiene el proyecto.

El MBL recibió fondos para esta investigación del programa competitivo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada-Energía (ARPA-E) del Departamento de Energía de Estados Unidos y de Macroalga Research Inspiring Novel Energy Resources (MARINER), que impulsa que Estados Unidos se convierta en un productor líder de macroalgas.

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