La abeja más grande del mundo desapareció en 1981 sin dejar rastro, cuando el entomólogo Adam Messer la avistó por última vez en un bosque lluvioso de Indonesia.

Fue el último en ver con vida en su medio natural, a un ejemplar de la Megachile pluto, cuyo tamaño es casi cuatro veces más grande que la abeja doméstica o europea.

Esto podría asustar a la mayoría de las personas, pero los científicos se entusiasmaron cuando, el pasado mes de enero, un equipo internacional de investigadores logró dar con un espécimen en Indonesia, e incluso tomaron algunas fotografías.

El equipo, compuesto por el fotógrafo de historia natural Clay Bolt, el entomólogo Eli Wyman, el ecologista Simon Robson y el ornitólogo Glenn Chilton, pasó años estudiando a la abeja y exploró los húmedos bosques de Indonesia durante días antes de toparse con una.

Bolt consiguió convencer a Global Wildlife Conservation, una institución que busca financiar expediciones para encontrar especies, para que la abeja gigante se incluyera entra las 25 especies más buscadas, y emprendieron el viaje en busca de tan preciada especie.

“Fue impresionante ver este insecto que parece un ‘bulldog volador’ y del que no estábamos seguros que siguiese existiendo,” indicó Bolt en un comunicado, quien asegura ser el primero en tomar instantáneas y grabar un vídeo de un ejemplar vivo de esta especie.

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