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El Centro de Conservación de Manatíes asiste a más animales en su rehabilitación

ElCentro de Conservación de Manatíes del Caribe no solo provee cuidado y tratamiento a los mamíferos que le dan su nombre, sino también a aves y tortugas marinas heridas o varadas a lo largo y ancho de la isla.

Un ejemplo reciente es la llegada de Isabela, una tortuga verde (peje blanco) recibida en estado crítico y que ahora está en rehabilitación tras recibir la primera cirugía ortopédica de tortuga marina en Puerto Rico. El animal perdió dos de sus aletas y recibió heridas en su caparazón al ser atacada por tiburón, en las costas de Isabela.

“Poder hacer este trabajo colaborativo entre veterinarios y biólogos, entre el tercer sector, el académico y el gubernamental, les brinda una alternativa necesaria de sobrevivir a estas especies en peligro de extinción, que han sido afectas tanto por impacto humano como por causas naturales”, dijo el doctor Antonio Mignucci, oceanógrafo, biólogo marino y director del Centro, adscrito al Recinto de Bayamón de la Universidad Interamericana.

“Estamos ayudando a Isabela en su recuperación y manejo del dolor. Ha demostrado ser sumamente fuerte”, indicó, por su parte, Carla Rivera Pérez, subdirectora del Centro.

Inicialmente, el Centro se enfocaba en la conservación de manatíes, pero, en 2016, tuvieron un caso similar al de Isabela, cuando recibieron la primera tortuga marina atacada por un tiburón. Desde entonces, les abrieron sus puertas a otros animales marinos.

A diario, el equipo del Centro prepara los alimentos de los manatíes, tortugas, aves rapaces o marinas bajo su tutela.

“Algunas de nuestras aves comen una mezcla de repollo, gusanitos y carne roja con vitaminas y nutrientes. En el caso de los bebés manatíes, nosotros les preparamos un biberón que contiene una fórmula de bebé normal con aceites naturales”, detalló Rivera Pérez.

Además, monitorean constantemente a sus pacientes y les hacen varias pruebas.

De acuerdo con la subdirectora, cada dos semanas, envían muestras de sangre de los animales al laboratorio clínico Jollymar, quienes les regresan los resultados para dar con los diagnósticos.

En lo que va de año, el Centro ha recibido 88 pacientes y la mayoría han sido aves rapaces o marinas

“Vimos la necesidad cuando empezamos a recibir avisos de pelícanos heridos con sacos rotos o tiros en las alas. Luego, comenzaron los avisos de aves rapaces, como guaraguaos, múcaros y falcones, con heridas”, añadió Rivera Pérez, quien es candidata doctoral en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Ross.

Durante una reciente visita de El Nuevo Día, en el Centro había cinco manatíes, cinco falcones comunes, cuatro tortugas marinas, tres pelícanos, tres múcaros, tres querequequés y una boba parda. Pocos días después, los tres múcaros y uno de los querequequés fueron liberados (devueltos) a la vida silvestre.

Rivera Pérez compartió que, antes de ser liberados y reintroducidos a su hábitat natural, las aves pasan por varias pruebas de vuelo con obstáculos y vuelo libre en un espacio amplio.

“Desde el huracán María, hemos visto un aumento de falcones heridos. Sin embargo, las aves son de las especies que más rápido se recuperan y se liberan”, resaltó.

Inicialmente, Mignucci fundó la Red Caribeña de Varamientos. Luego, junto con la Interamericana, inauguró el Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico, que ahora extendió sus servicios a todo el Caribe. Esto último conllevó un ajuste en el nombre de la entidad.

“Cuando comencé mi doctorado, vi la necesidad de atender los varamientos de mamíferos marinos, incluyendo a las ballenas, delfines y manatíes”, recordó.

“Desde que establecimos la Red, teníamos la visión de asistir a otros países que necesitaran ayuda. Entonces, hemos estado involucrados con otros países de América Latina y el Caribe, como Antigua, Colombia, México, República Dominicana, Panamá y Perú, entre otros”, añadió.

Según Mignucci, “los animales no tienen fronteras”, ya que un delfín que está hoy en Santa Cruz puede estar mañana en Puerto Rico con alguna necesidad. “Es importante aunar esfuerzos con las personas que están a nuestros alrededores y que tienen este mismo interés, pues es importante para la conservación regional de las especies en peligro de extinción”, recalcó.

Para apoyar el Centro y contribuir al cuidado de estos animales, puede acceder amanatipr.orgy hacer su donación. Los donativos ayudarán a costear medicamentos, antibióticos para sus tratamientos diarios, alimentación y mantenimiento de las jaulas y estanques.

El autor tiene un doctorado en Biología Celular y Molecular y es becario de la American Association for the Advancement of Science en El Nuevo Día.

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