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El peligro del plomo en el agua de los residenciales

Carl Soderberg

Recientemente inquietó el agua de tono amarillento, marrón o más oscuro que salió por las tuberías en miles de residencias ubicadas en el área metropolitana. La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) informó que ocurrió debido a la presencia de manganeso. Ese metal no es nocivo para la salud. Sin embargo, no es aceptable recibir agua con ese aspecto.

Ante las quejas de los abonados, el programa “Jay y sus Rayos X” realizó un muestreo en varias residencias para determinar la concentración de manganeso. Las muestras también se analizaron para otros parámetros, incluyendo el plomo. En las muestras tomadas en el residencial Manuel A. Pérez se encontraron niveles mucho más altos que el establecido por la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) para tomar medidas correctivas.

Cuando la investigadora mostró esos resultados al ingeniero Elí Díaz Atienza, presidente de la AAA, responsablemente ordenó de inmediato un muestreo de corroboración en el residencial. En un programa subsiguiente informó que los resultados arrojaron concentraciones debajo del nivel establecido por la EPA. Se acordó en el programa que ambas partes se reunirían para tratar de explicar las discrepancias en los resultados.

Es preciso aclarar que, si hay plomo en el agua, el metal no proviene de la planta de la AAA. El origen es la tubería con plomo o soldaduras con plomo que se utilizaron previo a 1986.

Ante esta situación me parece oportuno describir las medidas implantadas por EPA para protegernos del plomo en el agua.

El plomo es un metal muy nocivo para la salud, especialmente para los niños. Según la Organización Mundial de la Salud, el plomo afecta el desarrollo neurológico, causa problemas de aprendizaje, trastorna el comportamiento y reduce el cociente intelectual (IQ). En adultos, el plomo causa hipertensión y daños al sistema renal, entre otros efectos.

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