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En peligro la biodiversidad en Puerto Rico

Expertos explican las repercusiones del cambio climático en especies, plantas y costas

Nota del editor: última de dos historias sobre cambio climático en Puerto Rico.

Entre los paisajes que caracterizan al territorio borincano, un espectáculo natural se suscitaba al caer el sol y asomarse la noche, cuando el coquí macho adornaba el panorama con su popular canto onomatopéyico.

El peculiar sonido que emitía la rana endémica de Puerto Rico parecía transformarse en notas musicales, cada vez más difíciles de escuchar. Los coquíes, así como otras especies, se encuentran bajo amenaza como consecuencia de la crisis climática.

“La actual situación de la biodiversidad es sumamente preocupante. Somos una isla pequeña, sobrepoblada, con una enorme expresión de desarrollo no sustentable y tenemos una riqueza enorme en biodiversidad”, afirmó Rafael L. Joglar, director del Proyecto Coquí.

De acuerdo con Joglar, la isla dispone de una gran variedad de flora y fauna que enriquecen sus recursos naturales. Señaló que la cantidad de animales, plantas y hongos ronda las 27 mil especies.

“Somos muy ricos en especies que hemos perdido y que están extintas. También, somos ricos en amenazas porque tenemos una enorme cantidad de problemas ambientales”, explicó Joglar.

El profesor de la Universidad de Puerto Rico (UPR) comentó que la crisis climática constituye uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta la isla, por lo que urge desarrollar un sistema de monitoreo para mitigar el riesgo que sufren las especies.

“En Puerto Rico, no existen programas de monitoreo de la biodiversidad. Las especies pueden desaparecer sin que nadie se dé cuenta. Nosotros perdimos tres especies de coquíes, mayormente asociado al cambio climático y a patógenos”, manifestó el científico. Dijo que, ante la extinción de estos coquíes, la inacción del gobierno fue evidente.

Los coquíes son un grupo de pequeños anfibios, que pertenecen al género Eleutherodactylus. Entre las especies que desaparecieron durante 1970 y 1990, se encuentran el coquí dorado, el coquí palmeado y el coquí de eneida.

“Eso puede estar pasando al día de hoy porque, en la isla, no hay programas efectivos de monitoreo. Hay algunos grupos comunitarios, voluntarios y científicos haciendo un trabajo excelente, pero no hay un programa serio de monitoreo. Esa sería una de las recomendaciones que yo haría para comenzar a trabajar la biodiversidad”, aseguró el experto.

Sugirió que, al momento de desarrollar el programa, primero se trabaje con los animales vertebrados. Aseguró que también se deben priorizar las especies amenazadas y los animales que se utilizan para fines comerciales.

De otra parte, el científico señaló que reunió a un grupo de estudiantes y colegas para comenzar a monitorear las especies de anfibios en las zonas este y oeste. Destacó que los recortes a la UPR han afectado la asignación de fondos, por lo que busca auspicio de organizaciones privadas y de la ciudadanía para poder cumplir con el objetivo del proyecto.

Continúan los problemas

La crisis climática también ha tenido repercusiones sobre los arrecifes de coral. El alza en el nivel del mar y la acidificación de los océanos figuran como las principales amenazas para la biodiversidad y los ecosistemas marinos.

El año pasado, laAdministración Nacional Oceánica y Atmosférica(NOOA, por sus siglas en inglés) lanzó un informe que indicaba que los arrecifes luchan contra amenazas como la contaminación, la pesca no sustentable y el cambio climático global.

“Los corales y las algas van de moderadamente impactados a muy impactados… La diversidad de las poblaciones de peces es crítica. El clima también es un factor que afecta negativamente a los arrecifes de coral. La acidificación del océano es un problema global con impactos regionales que se han manifestado en el Caribe”, se lee en el reporte.

A este problema, se suma la erosión costera. De acuerdo con el oceanógrafo Aurelio Mercado, los datos que ofrecen los mareógrafos, ubicados en San Juan y La Parguera (Lajas), evidencian un aumento gradual en el nivel del mar. Algunas costas afectadas se encuentran en Rincón, Condado y Loíza.

“Los dos (mareógrafos) coinciden en el aumento del nivel del mar. El instrumento de La Parguera muestra un aumento de 1.95 milímetro por año. Mientras, el de San Juan muestra un 2.05 milímetros por año”, mencionó Mercado. Denunció que la Junta de Planificación y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales han ignorado los efectos del cambio climático y el alza en el nivel del mar.

Joglar y Mercado instaron a atender la crisis climática para salvaguardar los recursos naturales y la biodiversidad del país. “Se habla todo el tiempo de la crisis financiera y económica, pero nadie habla de la crisis ambiental que caracteriza a la isla. Si nadie habla de eso, no vamos a avanzar”, puntualizó Joglar.

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