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Exploran el potencial de la agricultura azul en la isla

En las montañas de Barranquitas, a 22 millas del mar, científicos exploran el potencial de la agricultura azul en Puerto Rico.

También conocida como biotecnología marina, este método se enfoca en estudiar los organismos acuáticos con el objetivo de producir alimentos o productos medicinales, industriales y farmacéuticos. Países de Europa y Asia lo han utilizado por décadas y, actualmente, se reconoce como una industria multimillonaria a nivel mundial.

“En Puerto Rico, todavía no se conoce el potencial de este tipo de agricultura y, sin duda alguna, hay muchos países interesados en centrarse en la biotecnología azul por muchas razones”, dijo el doctor Alok Arun, profesor de Biotecnología de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Barranquitas.

A nivel global, varias empresas utilizan las algas marinas para el desarrollo de productos comerciales que se usan a diario, como pasta de dientes y suelas de zapatos. Los restaurantes también las utilizan, por ejemplo, para preparar sushi. Por eso, resaltó Arun, el enfoque en el Recinto de Barranquitas es crecer distintos tipos de algas a una escala comercial.

Las algas pueden proveer mayor cantidad de biomasa (carbohidratos y proteínas) que otros alimentos, su cultivación no se ve afectada por la temperatura del aire o sequía, proveen un ahorro en terreno y recursos, y producen grandes cantidades de biocombustibles y químicos.

“Desde el punto de vista educativo y de sustentabilidad, la agricultura azul es una forma de utilizar de una manera sabia y eficiente nuestros recursos, sin la necesidad de destruir un hábitat. Por ejemplo, la cantidad de materiales que se utilizan para sostener a las algas es mínima, y su costoefectividad es grande”, indicó, por su parte, el doctor Juan A. Negrón Berríos, rector del Recinto de Barranquitas.

Agregó que la agricultura azul también puede tener un impacto en el desarrollo económico del país.

“Si países como Japón, China, India o Corea del Sur lo pueden hacer, ¿por qué Puerto Rico no? Claramente, en nuestra isla no se produce casi nada, ya que el 10% de nuestros alimentos se producen aquí. Por tanto, lo ideal sería trabajar con un recurso que lo tenemos disponible en el mar”, dijo el rector a El Nuevo Día.

La agricultura azul ya se ha trabajado en países de América Latina, incluyendo Chile y México, y también en algunas partes de Estados Unidos. Para Negrón Berríos, Puerto Rico está “ante una gran oportunidad y este es el momento de entrar, y para eso hace falta tecnología”.

El año pasado, el Recinto de Barranquitas fue la sede de un congreso internacional sobre los avances en la agricultura azul. En dicha conferencia, participaron científicos y expertos en biotecnología marina de todo el mundo, con el fin de establecer colaboraciones y promover la agricultura azul en Puerto Rico.

“Una de las cosas que a mí más me impresionó es el impacto que tiene esta nueva disciplina en el desarrollo económico de estos países. De hecho, tuvimos una visita de un empresario que trabaja con algas, y algunos de los productos que él genera se los está vendiendo a la (compañía) Nike para las suelas de los zapatos. Así que las posibilidades de la agricultura azul son enormes”, dijo el rector.

Desde la montaña

En 2014, el Recinto de Barranquitas inauguró el Instituto de Biotecnología Sustentable, en el que investigadores y estudiantes usan tecnología avanzada para la investigación, desarrollo e innovación en el campo de la biotecnología. Desde entonces, han logrado varios descubrimientos con gran potencial para seguir promoviendo la agricultura azul en la isla.

“Hemos preparado un prototipo de fertilizante utilizando extracto de algas, y nuestros estudios preliminares han demostrado el impacto positivo que tienen estos extractos en el crecimiento de las plantas comparado con los fertilizantes regulares”, indicó Negrón Berríos.

Investigadores y estudiantes graduados del Instituto lideran varios proyectos, con el fin de encontrar las propiedades que poseen las algas para combatir enfermedades y producir alimentos.

Por ejemplo, la estudiante del Programa de Biotecnología Iris Valeria Medina recolecta diferentes especies de algas marinas alrededor de Puerto Rico para poder identificarlas. “Esto es algo que no se ha realizado anteriormente, y la idea principal es identificar aquellas algas que tengan las propiedades para impulsar la agricultura azul en Puerto Rico”, dijo.

Por otro lado, el doctor Ángel Núñez Marrero evalúa los componentes de las algas como el sargazo, muy común en las playas locales, para fines terapéuticos.

“Nos encontramos en una fase temprana del estudio, pero hemos logrado varios experimentos donde hemos podido observar cómo el extracto del sargazo puede reducir la velocidad en la que las células cancerosas del colon proliferan. Aunque esto muestra el gran potencial de las algas, requiere más investigación”, destacó Núñez Marrero, profesor del Departamento de Ciencias y Tecnología.

El Recinto de Barranquitas inició un proyecto de expansión del Instituto, por lo que están construyéndose nuevas instalaciones, que incluirán el primer laboratorio de micropropagación (método de cultivo para producir plantas de forma rápida) a gran escala en Puerto Rico. “Ahora mismo, estamos trabajando los plátanos, que es lo que nos piden los agricultores del país, pero también estamos trabajando el cacao”, explicó Negrón Berríos.

Reciben subvención

Recientemente, el Recinto de Barranquitas recibió una subvención de $2 millones, por parte de la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés), que les permitirá aumentar el número de estudiantes en programas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Parte del dinero se destinará a la expansión y creación de nuevos laboratorios, que incluirán equipos de alta tecnología para avanzar sus esfuerzos investigativos en el campo de la biotecnología marina.

“Estos fondos nos ayudarán a empoderar a los jóvenes boricuas en el campo de la biotecnología marina. También, nos permitirán alcanzar distintas comunidades a través de conferencias, charlas y talleres sobre cómo se pueden cultivar algas desde las casas”, dijo Arun, investigador principal del proyecto de NSF.

“Además de tener agricultores tradicionales, debemos promover y empoderarlos para que hagan agricultura azul y que siembren algas para diferentes propósitos que puedan dar prosperidad a las comunidades, incluyendo más empleos”, añadió Negrón Berríos, quien ve la agricultura azul como un paso adicional y complementario a la agricultura tradicional.

Durante el nuevo semestre académico -que empieza en agosto-, el Recinto de Barranquitas dará inicio al primer programa doctoral de Biotecnología Internacional, que se enfocará en aprovechar las visiones y diversas estrategias para promover la biotecnología marina desde una perspectiva global.

“Tenemos facultad adiestrada en Europa y Asia. También, tenemos colaboradores de diferentes partes del mundo, ya que nos interesa fortalecer lo que es la riqueza cultural y esa lectura de pensamiento que a veces, como isleños, nos vemos limitados”, puntualizó Negrón Berríos.

El autor tiene un doctorado en Biología Celular y Molecular y es becario de la American Association for the Advancement of Science en El Nuevo Día.

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