Aunque los avistamientos de ballenas jorobadas son más comunes y hasta previstos cada año, las aguas de Puerto Rico también sirven de hábitat para las orcas, que, en varias ocasiones, han sido divisadas por pescadores.
El primer avistamiento de orcas en la isla del que se tiene récord ocurrió en 2010, cuando un grupo de pescadores recreativos las identificó en la costa norte.
La notificación llegó al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), donde la bióloga Grisel Rodríguez Ferrer coordina el Programa de Mamíferos Marinos y el Programa de Estadísticas de Pesca Recreativa Marina.
Al año siguiente (2011), Puerto Rico se integró al Caribbean-Wide Orca Project, un grupo colaborativo que se estrenaba –con científicos del Caribe y América del Sur– en la compilación de estadísticas de avistamientos, capturas y varamientos de orcas, así como en investigación.
Rodríguez Ferrer es parte del grupo y, en 2014, ayudó en la redacción de un artículo científico (“paper”) que documentó, por primera vez, la presencia de orcas en el mar Caribe. En total, entre los años 1866 y 2012, hubo 176 registros de avistamientos, capturas y varamientos.
“Puerto Rico contribuyó con un récord de las orcas que se estaban viendo para el pico de abundancia del pez dorado, que es en abril. Pero, lo interesante es que, después de la publicación del ‘paper’ (informe de trabajo), seguimos recibiendo avistamientos de orcas y tengo registros para todos los meses del año”, dijo a El Nuevo Día.
“No es que sea una especie migratoria. Al parecer, es residente del Caribe. Pero todavía no tenemos un patrón de cómo es el comportamiento de la especie”, agregó, tras explicar que el DRNA no tiene un programa de investigación dedicado a estudiar “especies de vida libre”.
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