María Laboy todavía recuerda lo que sintió esos primeros días de aflicción luego del paso de María. Entre tanta devastación, según describió, encontró fortaleza y esperanza al unirse a una iniciativa que estaba forjando la comunidad en la que vive, en el barrio Marianas de Humacao.
Esta propuesta comunitaria, que comenzó pocas semanas después del paso del ciclón, se trató de un comedor comunitario creado por el Centro de Apoyo Mutuo de este municipio, que a su vez nace de la Asociación Recreativa y Educativa Comunal del barrio Marianas (Arecma).
Allí Laboy encontró su lugar. “Fue muy interesante. Cuando nosotros comenzamos aquí, estaba todo destruido alrededor de nosotras. Estábamos sin agua, sin luz, sin nada. Lo pasábamos mal. Pero esto sirvió de terapia para ayudar a la comunidad”, narró a EL VOCERO la pensionada, natural de Humacao.
A la iniciativa se unieron otras mujeres cocineras del barrio, así como demás voluntarios, para lo que surgiera. El plan era simple: alimentar al hambriento en medio de la necesidad provocada por María.
En Puerto Rico, donde más del 50% de la población vive bajo el nivel de pobreza, al menos 1.7 millones de personas no tienen nada que comer, según datos oficiales del Banco de Alimentos.
Esta organización sostiene que la hambruna en la Isla se exacerbó tras el paso de los huracanes Irma y María.
“A veces atendíamos 600 personas en un día. Estamos muy agradecidas de todo lo que han hecho por nosotros. Ha sido una terapia para nosotras. Somos familia”, contó.
Laboy, al igual que miles de puertorriqueños, sufrió pérdidas en su hogar como ventanas rotas y enseres dañados. Pero esto no la detuvo de buscar la manera de ayudar a otros.
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