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Las aves son aliadas en la creación de nuevos bosques

Las aves ofrecen muchos servicios en los ecosistemas; regulan las poblaciones de insectos, pueden ser bioindicadores de las condiciones del tiempo, marcan las estaciones del año, imparten belleza y armonía a la naturaleza, polinizan las flores y son esenciales para la creación de nuevos bosques.

Según la publicación Aves de Puerto Rico -de la autoría de Adianne G. Tossas Cavalliery, Beatriz Hernández Machado y José A. Colón López-, en Puerto Rico se han identificado 354 especies de aves. De esas especies, 208 son migratorias -entiéndase que visitan la isla durante temporadas específicas-, mientras que 17 son aves endémicas. Estas forman parte de las 146 especies residentes y contribuyen a la regeneración pasiva de los bosques durante todo el año.

A este último grupo de aves nativas residentes pertenece el pitirre (Tyrannus dominicensis). El pitirre es un ave de color gris que comúnmente se posa en los cables eléctricos, en las verjas y ramas de árboles.

Según Alcides Morales Pérez, Coordinador de Manejo Para la Naturaleza, “el pitirre es un ave generalista [quiere decir que no vive en un ecosistema específico y se alimentan de diversos frutos] que tiene la capacidad de volar a los lugares boscosos, alimentarse de los frutos de distintas especies vegetales y luego volar hacia pastizales o espacios abiertos para alimentarse de insectos. Mientras vuela de un lugar a otro, va depositando o defecando las semillas de las que se alimentó en las áreas boscosas”. A esta modalidad de dispersión se le conoce como endozoocoria.

Morales Pérez, quien se dedica a desarrollar estrategias que faciliten la conservación y presencia de las aves en los ecosistemas, comentó que los árboles pioneros están mejor adaptados para establecerse en lugares impactados. Son plantas de crecimiento rápido y no requieren mucha sombra. Una vez sus semillas germinan, crecen y se establecen, llegan más aves -que se alimentaron de otros frutos- a los nuevos árboles y dispersan  semillas en el área.  

Algunas de las semillas de árboles pioneros que dispersan los pitirres provienen de árboles nativos como la péndula (Citharexylum spinosum), el almácigo (Bursera simaruba), el jagüey (Ficus citrifolia) y el yagrumo (Cecropia schreberiana).

Las aves consumen los frutos que están disponibles en el bosque. Morales Pérez señala que mientras más árboles nativos y endémicos sembremos, en nuestros bosques habrá mayor disponibilidad de especies nativas y endémicas en comparación con las exóticas o foráneas.

Los árboles nativos y endémicos proveen alimento, refugio y protección a muchas especies únicas de aves, reptiles y anfibios en Puerto Rico. Además, están mejor adaptadas al clima de la isla y son más resistentes al embate de fenómenos naturales como los huracanes y las sequías.

Conoce más sobre los árboles nativos y los reforestadores en la Feria Para la Naturaleza.

 

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