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Las semillas como el origen de los bosques

Vivero de Río Piedras

Las plantas son imprescindibles para la vida y el desarrollo del planeta. A pesar de su aparente silencio e inercia, estos seres vivos han desarrollado adaptaciones y mecanismos para asegurar su subsistencia.

Sobre este tema José Nevárez, Intérprete Ambiental Para la Naturaleza, destaca que las plantas han evolucionado muchísimo desde su origen y que antes de pensar en las aves, los murciélagos y los humanos como reforestadores, debemos pensar en las plantas como reforestadoras.

Las plantas y su poder reforestador

Las semillas son resultado de la evolución de las plantas y su propósito principal es asegurar la sobrevivencia de su especie. Por eso, son diferentes en tamaño, forma y en respuesta al tipo de organismo que van a atraer. Por ejemplo, hay semillas que flotan como las del palo de pollo (Pterocarpus officinalis), semillas que vuelan como las del palo de violeta (Polygala cowelli) o la ceiba (Ceiba pentandra) y semillas que explotan como las del molinillo (Hura crepitans) o el cupey (Clusia rosea), lo que les permite desplazarse a través del agua, del viento o la tierra.

Además, cuando ocurre un evento extremo (como los huracanes y las sequías) las plantas activan una serie de mecanismos que les ayudan a pasar su material genético a una próxima generación. Entre esos mecanismos está el aumento en la floración y la fructificación, adaptaciones en la forma de sus semillas e incluso el control sobre el consumo de agua para permitir que plántulas que estén en el suelo puedan absorber mayor humedad y comenzar a crecer. “De igual forma, los árboles que quedaron moribundos o maltrechos, van a pasar sus nutrientes al suelo para que esas nuevas plantas puedan absorberlos y continuar creciendo”, explicó Nevárez.

Pero ¿cómo las plantas consiguen hacer todo eso? Stefano Mancuso y Alessandra Viola -estudiosos de la neurobiología vegetal y defensores de la inteligencia de las plantas- en su libro Brilliant Green, aseguran que las plantas poseen más de 20 sentidos y tienen la capacidad de comunicarse entre sí, de resolver problemas y de desplazarse buscando el sol y nutrientes, entre otras cosas.

José Nevárez asegura que los humanos respondemos a los estímulos que nos hacen las plantas para llegar hacia ellas. Por ejemplo, utilizamos sus frutos como alimento y luego de alguna manera dispersamos sus semillas. Sin embargo, “cuando hablamos de reforestación, como la conocemos los humanos, definitivamente se trata de emular procesos que ocurren en la naturaleza, que se dan a través de las aves, mamíferos como los murciélagos, entre otros organismos”, expresó el planificador ambiental.

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