Alberto Rivera Santiago se retiró hace ocho años del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP).
Durante 28 años laboró en la División de Ornamentación y en la UPR estudió, pero ese gallito nunca dejó la “Iupi”.
El domingo se levantó a las 5:30 a.m. y llegó tempranito al recinto, desde su residencia en el barrio Palos Blancos en Corozal, con dos machetes y “un pico de cotorra”.
“Estamos tratando de reponer la vegetación, la flora que sufrió bastante con el huracán María. Cuando trabajaba aquí tuve la dicha de que me nombraran a cargo de la reforestación. Como yo también estudié aquí, le cogí tanto amor a esto que vengo los fines de semana desde Corozal para dar una ayuda, mi cooperación para que nuestro primer centro docente se vea bonito, como debe ser”, sostuvo.
Él no está solo, le acompañan otros estudiantes y egresados de la UPR quienes quieren levantar la Universidad.
“Vine a inspeccionar primero, para entonces regresar con otro grupo de voluntarios que me van a ayudar. Son alrededor de seis personas, pero espero que más egresados se unan”, afirmó Rivera Santiago, de 66 años.
Primera Hora lo entrevistó cuando evaluaba los daños en el Paseo Real, entrada principal del campus, que conduce a la emblemática Torre.
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