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Más espacios para mujeres en el mundo de las ciencias

En el proceso de hacer justicia a la aportación de las mujeres a la humanidad es meritorio reconocer y fomentar su incursión en las ciencias. El mundo celebró esa participación este 11 de febrero, proclamado Día internacional de la mujer y la niña en las ciencias.

Al dedicarle un día para concienciar, la ONU ha procurado promover este año el acceso y la participación plena e igualitaria de las mujeres y las niñas en ese campo, tan prominente en estos dos años de pandemia del COVID-19. El organismo ha reconocido que la ciencia y la igualdad de género son fundamentales para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

Aún antes de Marie Curie, pionera en la investigación de la radiactividad y primera persona en ganar dos premios Nobel en disciplinas distintas – Química y Física –, las mujeres han explorado y avanzado en las ciencias enfrentando muchas veces persecución y demasiadas veces la invisibilidad. Falta por develar cuántas lo hicieron en Puerto Rico en otras épocas. Hoy se sabe, por ejemplo, que la sufragista aguadillana Ana Roqué dejó una investigación única a la que dedicó 30 años, titulada Botánica Antillana, subestimada y luego archivada por décadas.

Hoy son más visibles las puertorriqueñas en las ciencias y muchas ocupan altos cargos en las industrias farmacéutica, aeroespacial, de innovación y en instituciones académicas que impulsan las ciencias, entre otras áreas. Quedan, sin embargo, espacios por abrir.

De acuerdo con la ONU, el 33% de las personas dedicadas a la investigación son mujeres. Ellas también componen el 28% de las personas graduadas en ingeniería y 22% de los expertos en inteligencia artificial. Sumar más a dichas disciplinas permitiría ampliar la mirada en la búsqueda de soluciones innovadoras y sostenibles a los retos presentes y futuros de la humanidad.

Entre los datos provistos por el organismo destaca que “las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33.3% de todos los investigadores, solo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres”.

Aquí en la isla, datos de 2017-2018 indican que casi 28% de los profesores en los departamentos de ciencia de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez eran mujeres. El Departamento de Física y el de Ciencias Marinas no tenían entonces una sola profesora. Y en el Colegio de Ingeniería eran alrededor del 25%.

Entre 2015-2016 y 2020-2021, la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras confirió 3,679 grados, el 62% a mujeres. La misma proporción se refleja entre quienes recibieron doctorados: 332 mujeres de un total de 532. En el primer semestre del año académico en curso, el 64% de la matrícula de 3,019 estudiantes eran mujeres. Poco más del 4% hacía grados de maestría o doctorado en Ciencias Naturales; 13% cursa grados de maestría o doctorado en Ciencias Sociales y el 2% estaba matriculada en Ciencias y Tecnología de la Información.

Abrir espacios implica educar desde la niñez para apreciar el valor de cada persona y reconocer que la diversidad de perspectivas enriquece la investigación, la ciencia y a la sociedad.

En ese sentido, Puerto Rico cuenta con iniciativas valiosas que acompañan y visibilizan la presencia de la mujer en las ciencias. Entre otros proyectos, esta semana se anunció que la organización Ciencia Puerto Rico distribuyó 250 afiches y otros recursos a 50 maestros de ciencias y matemáticas de séptimo a duodécimo grado para resaltar a científicas latinas, mayormente puertorriqueñas, en salones de clase. Asimismo, otras científicas boricuas sacan tiempo de sus cargados itinerarios para hacer más accesible el conocimiento científico y servir como mentoras a niñas y jóvenes.

En tiempos en que las mujeres han orbitado el planeta como astronautas y han sido galardonadas con el máximo premio por sus descubrimientos, es preciso derrumbar los estereotipos que asignan género a las profesiones y visibilizar la aportación de las mujeres en todos los quehaceres, además de las ciencias. También para eso es necesario propiciar espacios saludables y seguros, y más oportunidades para que las mujeres emprendan desde su niñez temprana el aprecio e interés por las ciencias.

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