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Memoria Viva: la desaparecida leyenda de la Piedra del Perro

Piedra Del Perro

Por décadas, una estructura rocosa en Condado fue admirada por muchos como una historia sobre honor y lealtad del ‘mejor amigo del hombre’. Pero los años le pasaron factura hasta que, en 2016, un evento de marejadas fuertes terminó con este pedacito de folclor puertorriqueño.

En esta cápsula de Memoria Viva recordamos ‘La Piedra del Perro’ o ‘El Perro de San Jerónimo’, un pedazo de piedra en forma de un perro mirando al mar que dio paso a una reconocida leyenda entre los puertorriqueños, ahora en peligro de ser olvidada por futuras generaciones.

La piedra en cuestión ubica sobre una estructura coralina paralela al Puente Dos Hermanos, entre la Playita del Condado y el Fortín San Jerónimo. Cuando se observaba desde un ángulo recto desde la orilla claramente podía apreciarse la silueta de un perro sentado y vigilando con paciencia el horizonte.

La piedra era tan venerada que en el año 2000, se aprobó una ley que declaró “recurso de valor cultural y natural” la estructura coralina completa. Además, perpetuó de manera oficial el cuento que compartimos a continuación.

Dice la leyenda que durante la época española, cuando desde el Fortín San Jerónimo se vigilaba la costa Este de la vieja ciudad, allí vivía un joven soldado llamado Enrique. A diferencia del resto de los soldados, quienes habían sido educados desde niños para la milicia, Enrique era un simple agricultor que se enlistó en el ejército buscando aventuras.

Un día, mientras paseaba por las calles del Viejo San Juan, oyó un doloroso quejido proveniente de uno de los callejones. Tirado en una cuneta, con una pata herida, se encontraba un perrito macilento que Enrique rescató.

El perro se recuperó y acompañaba a todos lados a su nuevo amo, provocando risas y comentarios entre otros soldados. Un día el oficial superior de Enrique le preguntó cuál era el nombre de su mascota, a lo que contestó, “Se llama Amigo, señor”.

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