En el mes de noviembre, las cotorras puertorriqueñas (Amazona Vittata Vittata) se preparan para iniciar su época reproductiva.
El avicultor Jafet Vélez, quien trabaja en el aviario de cotorras, en El Yunque explica que este periodo es muy importante ya que la cotorra puertorriqueña fue declarada en peligro de extinción en 1967.
Antes de esa fecha, se estima que en las islas de Puerto Rico había un millón de cotorras. Sin embargo, para la década de 1930, apenas quedaban alrededor de entre 2,000 a 3,000 individuos. Entre 1953 a 1956, cuando se hace el primer estudio de la cotorra puertorriqueña, se estimó que solo quedaban 250 especies, específicamente, en el área del Yunque. En 1964, apenas quedaban 70 individuos en estado silvestre. Y, poco a poco, las poblaciones continuaron mermando. Tanto así que en 1967 quedaban 24 individuos y para el 1975 tan solo había entre 13 a 16 cotorras puertorriqueñas.
Por eso, Jafet comenta que este período del año “se está acercando la temporada reproductiva de la cotorra puertorriqueña. Ya estamos en el mes de noviembre y algunos de estos pájaros van a comenzar a mostrar conducta reproductiva tan temprano como diciembre, enero y febrero. Así que estamos en el proceso de preparar las áreas, limpiar las jaulas, preparar los nidos, comenzar a hacer cambios en la dieta”, expresa Jafet.
Para que las cotorras tengan una etapa de reproducción exitosa los avicultores le proveen a los individuos, específicamente a la hembra, comida alta en grasa, proteína y calcio.
Cuando llega el momento de poner los huevos, Jafet explicó que “una vez que la hembra pone tres o cuatro huevos cada año, los va a incubar por 26 a 28 días. Al nacer los pichones, estos nacen con los ojos cerrados. No pueden regular temperatura. Están completamente desprovistos de plumaje. Dependen completamente de los padres para ser alimentados”.
Llegar a la etapa juvenil les tomará entre 60 a 65 días. “En ese período, ya el pichón desarrolla su plumaje y está prácticamente listo para volar al estado silvestre. Ya a esa edad sus características son muy similares a las de un adulto”, aseguró Jafet.
El cuidado de estas aves es esencial para recuperar sus poblaciones. Los aviarios están diseñados para ser un banco del material genético representativo de la especie y criar cotorras para introducirlas al ambiente silvestre. Mantener las cotorras en este ambiente controlado, ayuda a que los nuevos pichones se desarrollen y puedan ser liberadas en el futuro.
Sin la ayuda de los avicultores, las poblaciones ya debilitadas de cotorras puertorriqueñas, tendrían que luchar contra los depredadores como las ratas, la boa, el zorzal pardo, entre otros para sobrevivir. Además, tendrían que viajar largas distancias para encontrar refugio ya que “la pérdida de hábitat es la razón principal para que esta especie esté en peligro de extinción.”, destacó Jafet.
“la pérdida de hábitat es la razón principal para que esta especie esté en peligro de extinción“
La relación de los humanos con la naturaleza se transformó significativamente con la llegada de la Revolución Industrial y la Ilustración en el siglo XVIII. La idea del ser humano como parte de la naturaleza se disipó. Desde entonces, muchas personas han visto el mundo natural como un medio para conseguir recursos indispensables para la supervivencia de las personas.
Pero, según Anayra Santory, profesora de filosofía en la Universidad de Puerto Rico y directora de la División Editorial y de Comunicaciones Para la Naturaleza, debido a la crisis climática que enfrentamos, “la naturaleza empieza a jugar un rol protagónico en nuestras vidas ya no solamente