En todo momento, ocurren eventos importantes para la sobrevivencia de quienes habitamos el planeta Tierra.
Ahora mismo, los árboles están purificando el aire; las abejas están polinizando flores; semillas están germinando; los ríos están desembocando en el mar; las hojas se están descomponiendo y se está formando nutrientes para el suelo; nuestros corazones están latiendo; la sangre está circulando por nuestras venas.
Y es que, “la naturaleza tiene unos procesos naturales. Cada organismo tiene una función dentro de su hábitat, dentro de su hogar. [Por ejemplo,] están los murciélagos que comen insectos [y controlan plagas]; los murciélagos que polinizan [ayudando a que las plantas produzcan flores y frutos]; la boa que controla ciertas poblaciones de roedores o de los mismos murciélagos para que tampoco haya demasiados; los ríos que bajan de la montaña una cantidad de minerales y nutrientes que se depositan en nuestros valles aluviales, trayendo nutrientes importantísimos para la fertilidad de los suelos en las costas; los manglares en las costas, protegiéndonos de las marejadas. Todos esos son servicios que nos dan los organismos y los ecosistemas, llevando a cabo sus funciones”, señaló Joaquín Alonso Mont, ecólogo y Superintendente de la región norte de Para la Naturaleza.
Esta lista de servicios que ofrecen los ecosistemas puede llegar a ser más larga y compleja. Sobre todo, si tomamos en cuenta que, por ejemplo, tan solo en la primera mitad del año los cielos son más oscuros, se reproducen los murciélagos y la boa puertorriqueña y florecen algunos árboles frutales.
Todo esto lo sabemos porque hemos observado con curiosidad lo que ocurre en la naturaleza y lo hemos documentado a través de una herramienta que Para la Naturaleza llama “calendario ecológico”.
Y es que, “en las últimas décadas se ha creado y ha habido un mejor entendimiento de todos esos procesos y se están compartiendo y comunicando como parte de [lo que es] esa ciencia de conservación”, dijo Joaquín.
La ciencia de conservación es una disciplina que promueve los esfuerzos por proteger y preservar la naturaleza para el disfrute de las generaciones presentes y futuras. Antes de iniciarse como disciplina, la conservación de la naturaleza se limitaba a promover la biología de conservación. Es decir, observaba calidad de agua y el suelo, la biodiversidad y su genética, entre otros aspectos que no incluían al ser humano como parte de los ecosistemas.
No obstante, la ciencia de conservación “incluye todo lo que estudia la biología de conservación, pero también incluye otros aspectos de nuestra sociedad como la economía, la educación, la salud pública, la equidad, la ética y la equidad de género”, explicó Joaquín.
Las actividades humanas tienen un impacto en la naturaleza y “en cierta manera, aunque se pierda una especie o un proceso por acá o por allá, la naturaleza a través de esos procesos ecológicos puede mantener su balance”.
Empero, tomar en cuenta los aspectos sociales nos lleva a concluir que “todo está conectado, todo está perfectamente ubicado dentro de una red. Esto es una red con muchos puntos de sostén y hemos tenido la suerte de que la naturaleza está hecha de una manera redundante”, opinó Joaquín.
Esto quiere decir que la naturaleza “tiene un sistema de seguridad integrado dentro de esos procesos. Pero a medida que han pasado las décadas, hemos ido removiendo y seguimos removiendo muchos de esos elementos de la naturaleza y llega un punto que esa red, aunque sea fuerte va a perder su fuerza, su fortaleza”, manifestó Joaquín.
Si la naturaleza no puede llevar a cabo sus procesos naturales, entonces no podremos beneficiarnos de los servicios ecológicos que ofrece. Esto afectaría la calidad de vida de todos.
Por tanto, “nos toca ahora básicamente añadirle esos elementos que le faltan, para fortalecer esa red natural. Somos los quienes ahora mismo, queramos o no, estamos sosteniendo a esa malla”.
“La ciencia de conservación es una disciplina que promueve los esfuerzos por proteger y preservar la naturaleza para el disfrute de las generaciones presentes y futuras”
La relación de los humanos con la naturaleza se transformó significativamente con la llegada de la Revolución Industrial y la Ilustración en el siglo XVIII. La idea del ser humano como parte de la naturaleza se disipó. Desde entonces, muchas personas han visto el mundo natural como un medio para conseguir recursos indispensables para la supervivencia de las personas.
Pero, según Anayra Santory, profesora de filosofía en la Universidad de Puerto Rico y directora de la División Editorial y de Comunicaciones Para la Naturaleza, debido a la crisis climática que enfrentamos, “la naturaleza empieza a jugar un rol protagónico en nuestras vidas ya no solamente