Entre los meses de julio y agosto ocurre uno de los procesos más importantes para la supervivencia de las abejas (Apis Mellifera): el período de enjambrazón. Esta especie se reproduce y emigra con su reina para formar otra colmena cuando la reina está débil.
El apicultor William Burgos Domínguez, quien a logrado que miles de abejas se establezcan en el primer apiario de nuestra organización, ubicado en la Reserva Natural Hacienda la Esperanza, en Manatí, explica la función de las abejas, cómo se dividen el trabajo dentro de la colmena y por qué esta especie está en peligro de extinción.
Las abejas cumplen una función esencial en el ciclo de la vida de todos los seres vivos.. “La función de las abejas en el ecosistema es polinizar. Ellas polinizan nuestras plantas para que las plantas puedan producir”, enfatiza William. Es decir, sin la polinizació no se producirían frutos ni alimentos.
En la polinización, el polen de una flor es transferido desde el estambre hasta el estigma. Las especies que realizan esta función se les conoce como vectores polinizadores. Se han identificado sobre 20,000 especies de abejas en el mundo. Por tanto, las abejas son uno de los grupos de insectos polinizadores más grandes. Además de las abejas, hay otros polinizadores como las mariposas, los murciélagos y los zumbadores.
Para poder realizar su función en la naturaleza, las abejas jerarquizan el trabajo. Las colmenas están compuestas por tres tipos de individuos: la hembra reina, muchas hembras obreras y unos pocos machos zánganos. Las obreras se encargan de mantener la colmena limpia, son nodrizas y producen jalea real para alimentar a las larvas que se convertirán en reina. La reina es la única abeja fértil, así que está encargada de la reproducción, y los machos zánganos su única función es fecundar a la reina, pues mueren tras la fecundación, según William.
Por miles de años, las abejas han facilitado la producción de alimentos, materias primas y remedios para mejorar la salud. No obstante, hace años que la comunidad científica ha dado la voz de alerta sobre la disminución en la población mundial de las abejas.
Si quieres cuidar de las abejas cómo estas cuidan de los humanos, práctica estos consejos:
Fíjate en tu patio o vecindario cuales son las hierbas, plantas o árboles que son visitados por las abejas y conservarlos. Designa áreas en el jardín o la comunidad como amigables para las abejas.
Si no identificas abejas en tu vecindario o propiedad, considera plantar algunas especies con flores que les provean alimento. Puedes visitar unos de los cinco viveros que tiene Para la Naturaleza en toda la isla para recibir orientación sobre las especies de arboles nativos y endémicos que cumplan este propósito. Allí también podrás adquirirlos.
Evita el uso del glifosato. El glifosato es el ingrediente activo de los herbicidas de alto espectro. Estudios científicos demuestran que al consumirlo el sistema inmunológico de las abejas se debilita y las hace más propensas a sucumbir a enfermedades.
“La función de las abejas en el ecosistema es polinizar. Ellas polinizan nuestras plantas para que las plantas puedan producir”, enfatiza William
La relación de los humanos con la naturaleza se transformó significativamente con la llegada de la Revolución Industrial y la Ilustración en el siglo XVIII. La idea del ser humano como parte de la naturaleza se disipó. Desde entonces, muchas personas han visto el mundo natural como un medio para conseguir recursos indispensables para la supervivencia de las personas.
Pero, según Anayra Santory, profesora de filosofía en la Universidad de Puerto Rico y directora de la División Editorial y de Comunicaciones Para la Naturaleza, debido a la crisis climática que enfrentamos, “la naturaleza empieza a jugar un rol protagónico en nuestras vidas ya no solamente