Durante el año, muchas aves migran hacia el Caribe y, en total, Puerto Rico recibe la visita de 208 especies procedentes del norte y sur de América.
Pero no todas llegan a la misma vez ni con el mismo propósito. Algunas llegan en busca de alimento, para reproducirse y anidar o en respuesta a las condiciones climáticas del invierno en su región.
Según Esquilín, estas aves migratorias que llegan a Puerto Rico durante el verano vienen de América del Sur. “Aquí reponen energía, se alimentan y regresan nuevamente a Norteamérica donde tienen su época de anidaje”, explicó Esquilín.
En busca de conocer las aves acuáticas que llegan a Puerto Rico en el verano, la periodista Deborah Rodríguez viajó hasta la base naval Roosevelt Roads en Ceiba. Allí se encuentra Medio Mundo y Daguao, una de las áreas naturales protegidas por la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza.
Con el cantar de las aves como música de fondo, Deborah recorrió la reserva natural junto a Eduardo Esquilín, intérprete ambiental certificado y un gran observador de aves. Esquilín le habló sobre el humedal y las aves acuáticas migratorias que lo visitan.
El humedal es un área de transición entre ecosistemas acuáticos y terrestres que se inundan o se saturan de aguas superficiales o subterráneas. Por tanto, tiene las condiciones propicias para ofrecer hábitat permanente a una gran cantidad de especies de flora y fauna adaptadas a condiciones húmedas.
En el humedal viven plantas -como los mangles-, peces, reptiles, anfibios y crustáceos de los que se alimentan las aves. Durante el recorrido junto a Esquilín se observó el pato quijada colorada. Contrario a las aves migratorias, esta especie vive en Puerto Rico durante todo el año y es fácil de reconocer por su cara y garganta blanca, el color canela del cuerpo, el dorso manchado y las pecas negras en el vientre.
De igual forma, se avistó la viuda, un ave relativamente pequeña y de color negro. Esta ave residente tiene el pico fino, negro y más largo que la cabeza. Usualmente, se le encuentra en los humedales de Puerto Rico alimentándose de crustáceos.
Entre las aves migratorias acuáticas observadas en el humedal de Medio Mundo y Daguao están: el playero turco y el playero arenero.
Hay aves migratorias -como el playero turco- que cuentan con un plumaje distintivo según la estación del año. Durante la primavera y el verano la cara del playero turco es de color blanco y negro, sus alas son rojas y negras, mientras que sus patas son anaranjadas. En invierno, esta ave mantiene su rostro igual, pero el plumaje de su cuerpo tiende a ser menos vistoso y más oscuro.
La distancia que vuelan las aves migratorias es larga. Para tener una idea más clara, desde Canadá a Argentina hay más de 11 mil kilómetros.
Afortunadamente, estas aves no viajan solas. Por ejemplo, los observadores de aves han registrado que el playero arenero le gusta estar en bandadas o grupos de aves que vuelan de un lado a otro. Esta ave se reproduce en el Ártico y, al igual que el playero turco, se encuentra con frecuencia en los ecosistemas costeros de Puerto Rico durante el verano.
Estas aves migratorias que llegan a Puerto Rico durante el verano vienen de América del Sur. “Aquí reponen energía, se alimentan y regresan nuevamente a Norteamérica donde tienen su época de anidaje”, explicó Esquilín.
La relación de los humanos con la naturaleza se transformó significativamente con la llegada de la Revolución Industrial y la Ilustración en el siglo XVIII. La idea del ser humano como parte de la naturaleza se disipó. Desde entonces, muchas personas han visto el mundo natural como un medio para conseguir recursos indispensables para la supervivencia de las personas.
Pero, según Anayra Santory, profesora de filosofía en la Universidad de Puerto Rico y directora de la División Editorial y de Comunicaciones Para la Naturaleza, debido a la crisis climática que enfrentamos, “la naturaleza empieza a jugar un rol protagónico en nuestras vidas ya no solamente