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Proyectos del Cuerpo de Ingenieros protegerían infraestructuras en lugar de vidas

playa de Puerto Rico

Alexis Correa Allende recorre en bicicleta el barrio Parcelas Suárez en Loíza. Solo despega una mano del manubrio cuando saluda a algún vecino. Va relajado sobre las dos ruedas. Hasta que llega a la calle 10 del barrio, donde una vez estuvo el Paseo del Atlántico. Desde 2012, Alexis, portavoz de la Junta Comunitaria del sector, ha visto cómo el mar destruyó el paseo dejando varias residencias mucho más cerca de las olas. Esta situación le provoca ansiedad a Alexis y a las cerca de 1,560 personas que viven en Parcelas Suárez. Más aún cuando llegan los tiempos de mareas altas.

“Desde que comencé esta lucha en 2012 por el tema de la erosión costera, vivo preocupado. Todo el mundo vive preocupado”, asegura Correa Allende, de 35 años.

En 2018, el Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos (USACE, por sus siglas en inglés) aprobó $5,170,000 en fondos para un rompeolas que mitigue la erosión costera en esta zona. Sin embargo, la construcción de este proyecto no comenzaría hasta enero de 2020, anunció el pasado martes el ente federal. Alexis explicó que esta es la tercera vez que se atrasa la fecha de inicio de construcción, que estaba pautada para iniciar en julio de 2019. Las olas siguen azotando contra las calles 10 y 11 incrementado la erosión, observó el Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

Para llegar a Parcelas Suárez hay tres entradas desde la carretera 187 que recorre la costa de Loíza. Los tres accesos terminan en la playa. El mar es parte de la cultura que se vive en este pueblo, donde el 49.6% de su población vive bajo pobreza, según la Encuesta de Comunidad de 2016 del Negociado del Censo de Estados Unidos. Es una comunidad que celebra la herencia africana como en pocos lugares en Puerto Rico. El 35% de los residentes en Loíza se identificó como de raza negra en la encuesta, una cifra que subestima la realidad, según varias líderes comunitarias.

Parcelas Suárez también es un barrio de clase trabajadora. De gente “buena y luchadora”, como explica Modesta Irizarry, una líder comunitaria loiceña.

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