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Puerto Rico urge adaptarse a los eventos extremos por el cambio climático: aquí las recomendaciones de un experto

La elevada sensación de calor, los constantes eventos de denso polvo del Sahara y el déficit de lluvia comprueban que el cambio climático afecta directamente el día a día de los puertorriqueños.

Pese a que muchas personas pensarían que esos tres eventos de la naturaleza son normales y que ocurren todos los años, la diferencia ahora es que dichas condiciones se desarrollan con mayor magnitud y por mayor tiempo, dos factores que urgen la necesidad de un proceso de adaptación en la isla.

Así lo estableció el doctor Pablo Méndez Lázaro, catedrático asociado de la Escuela Graduada en Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). El profesor fue nombrado como director del Capítulo del Caribe de la Quinta Evaluación Nacional del Clima (NCA5) de los Estados Unidos, posición que lo hace responsable de reunir un equipo de trabajo multisectorial que apoyará en la confección de un informe para el presidente Joe Biden y el Congreso de los Estados Unidos con recomendaciones para contener los efectos del cambio climático sobre los servicios esenciales en todo el mundo.

“Los eventos extremos asociados al clima están aumentando en intensidad, están siendo más duraderos en el tiempo y son cada vez más frecuentes”, acotó el experto en entrevista telefónica con El Nuevo Día.

Afirmó que ya es tarde para evitar los eventos extremos por el calentamiento global, que propicia el cambio climático, pero enfatizó que se pueden contener los efectos sobre la vida humana con esfuerzo común y consciencia ambiental.

“Para no ser alarmista y llevar el mensaje: el cambio climático es la principal prioridad para la humanidad, pero eso no significa que nosotros vamos a desaparecer mañana. Lo que significa es que estaremos enfrentando escenarios nunca antes vistos para la raza humana”, apuntó el profesor.

“Eso nos obliga a nosotros a desarrollar nuevas estrategias de adaptación para los nuevos escenarios. Al igual que nos adaptamos para la época de frío o de calor, tenemos que desarrollar estrategias de adaptación mucho más aceleradas y más rápidas en su escala natural”, abundó.

Méndez Lázaro -quien estudió Geografía Física, Ciencias Marinas e Hidroclimatología, así como un posdoctorado en cambio climático- considera que han fracasado las advertencias de los científicos respecto al cambio climático y aludió a las diversas fuentes de información en redes sociales como una de las causas para que se subestimen las anomalías en la naturaleza.

A su juicio, el pensamiento generalizado de que los eventos extremos de la naturaleza no se darán hasta dentro de 40 años ya no es correcto, puesto que un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) establece que este fenómeno se aceleró y que la raza humana no ha ajustado su rutina diaria lo suficiente como para frenar el daño que está haciendo.

“La gente sigue escuchando “cambio climático”, “el planeta se está calentando” y piensan que esto es una hoya de presión que va a explotar. No. De nuevo, yo quisiera hacer hincapié en lo que dice el informe: esto no es al 2100. No, esto es ya. Esto es ahora. Al 2100 se pone peor la cosa. Lo que el informe enfatiza es que lo que se esperaba para el 2100 ya lo estamos viendo para el 2040. ¿Qué significa eso? Que se han acelerado los cambios”, detalló Méndez Lázaro.

En concreto, el último informe del IPCC enfatiza que el cambio climático ya está afectando todo el planeta y que las actividades del ser humano son, inequívocamente, su principal causa.

La quema de combustibles fósiles y, por ende, la producción de gases de efecto invernadero (CO2) a la atmósfera continúan debilitando la capa de ozono que protege al planeta de la energía que producen los rayos ultravioletas del sol y, por lo tanto, la Tierra acumula cada vez más calor.

El reporte del IPCC, en el que participaron sobre 234 científicos alrededor del mundo, concluyó que el planeta está, aproximadamente, 2.0 grados Fahrenheit más caliente que entre los años 1850 al 1900.

El término “cambio climático” se utiliza en referencia a todos los eventos producidos por el calentamiento global, porque no siempre se manifiestan como altas temperaturas a través de todo el planeta.

Por ejemplo, si bien es cierto que en Puerto Rico se ha detectado un patrón constante en la elevada sensación de calor por los pasados meses, una de las anomalías más recientes en la realidad climática de la isla es el aumento en la frecuencia de eventos de polvo del Sahara con particulado cada vez más denso y por mayor tiempo.

“Hay que resaltar que todavía no tenemos una tendencia, pero sí tenemos un episodio jamás registrado con el polvo del Sahara. Pasó el año pasado con mucha intensidad de polvo. Fueron tres días de un episodio histórico de polvo del Sahara en el Caribe. Este año, también, llevamos un período de larga duración de polvo del Sahara”, resaltó Méndez Lázaro.

Abundó que otra anomalía es la percepción de calor durante las noches y la falta de lluvia por períodos que exceden, en algunos pueblos, los tres meses.

El profesor insistió que para combatir el cambio climático tanto el gobierno como la población deben comprender que la adaptación a la nueva realidad conlleva una mitigación de los posibles daños. A su juicio, la adaptación consiste en identificar riesgos o problemas, mientras que la mitigación estriba en favorecer conductas menos nocivas al ambiente.

A continuación, recomendaciones de Méndez Lázaro sobre la adaptación y mitigación contra el cambio climático en Puerto Rico:

1. Sistema de alertas por calor extremo

Problema y riesgo: El aumento en episodios de calor extremo está asociado a un aumento en visitas a salas de emergencia, hospitalizaciones, mortalidad y mayor demanda energética.

Adaptación y mitigación: Un sistema de alertas, manejado por el Servicio Nacional de Meteorología, que anticipe el riesgo de calor a experimentarse en la isla. Con esta información, la población se prepara y las instalaciones se acondicionan para reducir el calor. Este sistema de alertas por calor ya empezó a utilizarse.

2. La siembra de vegetación

Problema y riesgo: Zonas urbanas grises o con bosques en concreto sin áreas verdes que reduzcan el calor y purifiquen el aire.

Adaptación y mitigación: “El uso de la infraestructura natural y verde, que es la vegetación, tiene un servicio ecosistémico incalculable al momento de regular las temperaturas y eso es extremadamente importante. ¿Cómo nosotros podemos utilizar la infraestructura natural para reverdecer las ciudades de manera inteligente y efectiva que no sea vegetación que luego esté interfiriendo con la infraestructura urbana? No puedes estar sembrando un húcar y una ceiba en el pleno medio del Viejo San Juan. ¿Cuáles son ese tipo de vegetación y de especie que son apropiadas para las zonas urbanas y que, de una vez, me ayudan a regular las temperaturas? Entonces, hay que diseñar”, indicó el profesor.

3. La cosecha de agua

Problema y riesgo: En Puerto Rico, cerca de un 90 por ciento del agua que se utiliza proviene de embalses artificiales. Por lo tanto, es agua superficial que cae de la lluvia. Estos embalses están colmados de sedimento. El resto del por ciento del agua que se utiliza proviene de aguas subterráneas en el sur de Puerto Rico y lo utilizan mucho para la agricultura.

Adaptación y mitigación:

a) Reducir los salideros para no perder agua en las tuberías rotas y que se encargan de distribuir el recurso.

b) Dotar las residencias, centros comerciales, escuelas y zonas industriales con sistema de cosecha de agua de lluvia. “En el momento en que hay sequía, cada gota de lluvia cuenta. No importa dónde caiga. Cuando hay sequía es muy probable que llueva en muchas zonas, pero no en la zona de adaptación del embalse. Si, por el contrario, llueve sobre residencias con un sistema de recolección de lluvia se pudiera utilizar esa agua para consumo”, explicó Méndez Lázaro.

“¿Por qué no fomentar a las personas que en vez de comprar cisternas, que le meten más presión al embalse, implementen un sistema de cosecha de agua de lluvia? Las cisternas, tal y como están ahora, lo que hacen es fomentar la escasez de agua en Puerto Rico. En vez de que se almacene agua en los embalses, cada una de las residencias quiere almacenar 500 o mil galones de agua en sus casas y eso acrecienta el problema en los embalses. Ese es el problema del ser humano como hiperconsumidor de los recursos”, añadió.

Méndez Lázaro apuntó que todas las recomendaciones de adaptación que identifique su grupo de trabajo para implementar en Puerto Rico se abordarán en el informe climático de la región del Caribe que presentarán ante el gobierno de los Estados Unidos. El documento deberá estar completado para el otoño del 2023.

“La intención detrás de estos informes es que la información -por lo menos así como ha funcionado en los Estados Unidos- se convierta en la evidencia científica para que cada estado y territorio tome sus decisiones fundamentados en la ciencia. Es decirle al estado: ‘la mejor ciencia disponible con respecto al cambio climático la tienes aquí sobre la mesa. Ahora te corresponde a ti como estado tomar las mejores decisiones para atender esos problemas que los científicos estamos identificando’”, puntualizó.

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