El jugo de tamarindo, el maví, las empanadillas de yuca y el café formaron parte de la gastronomía que se integró en los distintos “pabellones” de pueblo, en donde niños y maestros colaboraron para levantar un pedazo de su historia con motivo de la Semana de la Puertorriqueñidad.

Entre arte, música y baile, la comunidad escolar de la escuela Loaiza Cordero en Santurce celebró ayer el rescate de diferentes elementos de la cultura puertorriqueña, lo cual también formó parte de un proceso didáctico.

“Se escogió un pueblo para cada grupo. Los niños trabajaron en las manualidades de cada uno de los pabellones con sus maestros y aprendieron información de ese pueblo. Ver hoy a los padres de estos niños en la actividad significa algo bien importante”, explicó a EL VOCERO la directora escolar, Marilú García.

En el plantel escolar —donde se atienden grupos que van desde preescolar hasta octavo grado y a niños de educación especial— una madre recogía del piso y con orgullo algunos atuendos de dos de sus hijos que vistieron ropa a la usanza jíbara, en recordación de los campesinos.

“Es importante que se den estas actividades. A veces ni los adultos conocemos los pueblos de nuestro propio país. Los niños aprenden a la vez que se divierten. A mi niña de nueve años le tocó trabajar el pabellón de San Germán, de donde viene Lola Rodríguez de Tió”, indicó Yolanda Ortiz, madre de tres niños, dos de ellos de educación especial.

Ortiz explicó que en el caso de su hijo de 10 años, Jaime Pérez —quien padece una condición de mutismo selectivo que se expresa en una timidez extrema— la actividad lo motivó a vestirse de vaquero y a participar junto a otros de sus compañeros en la mesa alusiva al pueblo de Bayamón.

Mano a mano con los maestros

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