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Sin rumbo el manejo del sargazo en Puerto Rico

En la calle Alfonso XII de la comunidad Punta Santiago en Humacao, Bermuda Vázquez, de 62 años, señala hacia la playa alfombrada con algas marinas color marrón, conocidas como sargazo. A pesar de que era un día libre en pleno verano para conmemorar la emancipación de la esclavitud en Estados Unidos, los bañistas brillaban por su ausencia.

“Lo que pasa es que uno tiene miedo a contaminarse en esa agua con el sargazo que apesta. Llevo toda una vida viviendo en esta comunidad y recuerdo cuando días como hoy, venía mucha gente a la playa. Con esto del sargazo hay que adaptarse”, comentó Vázquez al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

A 16 kilómetros de Punta Santiago, vecinos del complejo de Palmas del Mar también lidian con el problema de la acumulación de sargazo. El olor a podrido provocado por su descomposición es mucho más intenso que en otras zonas. En el área al aire libre del restaurante Chincho’s Pizza & Beer, una pareja almorzaba al mediodía de ese lunes.

“Ya aquí nos hemos acostumbrado a esa peste, aunque se nos queda después en la ropa”, dijo una mesera del negocio.

En un intento de manejar el aumento significativo de esta alga marina, la administración del complejo de Palmas del Mar decidió construir un muro en el agua y compró dos embarcaciones de extracción de sargazo. Mientras, en la comunidad Punta Santiago, personal del municipio de Humacao o del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) no han ido nunca a recoger el sargazo, dicen los vecinos.

“En la comunidad le hemos dicho de ese y otros problemas, como el de falta de iluminación por las noches, al [Departamento de] Recursos Naturales, pero no hacen nada”, agregó Vázquez.

El problema se repite en otros municipios costeros. A diez años de que se comenzara a documentar el aumento del sargazo, Puerto Rico no tiene un plan a nivel local — ni existe un plan federal — para lidiar con los arribazones de sargazo y establecer estrategias para maximizar los posibles beneficios o usos derivados.

Aunque 2015 y 2018 fueron los años pico de actividad del alga, la proyección para el 2021 no es alentadora. En mayo de este año, la acumulación de sargazo en el Atlántico centro-occidental y el Caribe rebasó la marca de todos los años anteriores para ese mes, de acuerdo a un informe de la Universidad del Sur de la Florida.

Sin respuesta federal al problema

En La Parguera (Lajas) y Palmas del Mar (Humacao), la muerte de peces coincide con la disminución significativa de los niveles de oxígeno del agua tras la acumulación de sargazo entre mayo y junio, según resultados preliminares de un estudio encabezado por el científico William Hernández, adscrito al Centro de Investigación y Desarrollo del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

“Cuando lo comparamos con el mes de abril 2021 (cuando no había sargazo acumulado) la vida marina pegada a las estructuras de los muelles ya no está presente”, explica el investigador, cuyo estudio se centra en el potencial impacto de la acumulación de sargazo en las zonas costeras.

Hernández explicó que en algunas áreas se observó que “el oxígeno disuelto estuvo por debajo de los tres miligramos por litro”. Por debajo de 1 miligramo por litro, es considerado detrimental para la vida marina. Estos niveles son alarmantes y pueden impactar a organismos como los peces, según la Agencia de Protección Ambiental. En áreas internas en la marina de Palmas del Mar, hubo resultados “muy cerca” de esos niveles, dijo.

El sargazo en altamar provee beneficios como alimento y refugio para peces y otras especies de invertebrados marinos. Sin embargo, durante la pasada década, las grandes cantidades que se acumulan en las costas del Caribe y parte de la costa occidental de África representan un peligro para la calidad del agua, del aire, y los procesos de oxigenación que posibilitan parte de la vida marina.

La descomposición por sargazo provoca la emisión de sulfuro de hidrógeno y amoniaco, que son gases que ponen en riesgo la salud de comunidades costeras, los trabajadores del mar y el turismo y los visitantes, según documentó el CPI en 2019.

“No sabemos cuál es el impacto con una exposición prolongada [en los seres humanos]. No ha habido un plan para el manejo del sargazo. En otras islas del Caribe hay una política”, añadió Hernández.

El DRNA apenas cuenta con un protocolo de 2015 en el cual las personas, organizaciones o comunidades deben comunicarse con alguna de las oficinas regionales de la agencia para notificar sobre el área afectada por la acumulación del alga.

El Gobierno federal por su parte no ha desarrollado políticas para enfrentar el impacto de esta especie marina en sus territorios del Caribe. La Agencia Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA, en inglés) considera el sargazo como un hábitat esencial. Por lo tanto, su manejo y manipulación están limitados por regulaciones federales que no se actualizan según las nuevas realidades del clima observadas desde 2011.

Pero, “¿cuándo deja de ser un hábitat esencial para convertirse en un impacto a los ecosistemas costeros?”, cuestionó Hernández.

Según el Oficial de Manejo de la Reserva Natural del Corredor Ecológico del Noreste del DRNA, Ricardo Colón, “las agencias federales tienen un rezago como de 10 a 15 años, en lo que la literatura se actualiza, en lo que los mismos científicos de la NOAA comienzan a ponerse al día. Las agencias tienen una rigidez institucional y no es compatible con la velocidad de los cambios ambientales que se suponen que estén atendiendo”.

La necesidad de actualizar las regulaciones federales relacionadas al manejo del sargazo fue reconocida por la ingeniera Damarys Acevedo, quien trabaja para el Cuerpo de Ingenieros de la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USACE, en inglés). Esta agencia federal, que autoriza proyectos de infraestructura en aguas de jurisdicción estadounidense, ha admitido por los pasados dos años que no tiene ningún proyecto dirigido a atender el problema del sargazo en el Caribe.

“Ya han pasado varios años desde que esas regulaciones se establecieron. Pienso que ya es tiempo de revisarlas, especialmente ahora que se ha visto un aumento en los arribazones de sargazo en ciertas áreas de la Isla”, reconoció Acevedo.

Por su realidad colonial, Puerto Rico ha estado ausente de cumbres regionales en las que se discuten acuerdos para el manejo del sargazo. Esta falta de estrategias en Puerto Rico quedó nuevamente documentada en un informe publicado en junio por el Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Solo se menciona el protocolo del DRNA publicado en el 2015 como referencia para manejar la acumulación excesiva en la Isla.

DRNA se lava las manos con el tema del sargazo

El olor nauseabundo invade la costa de Palmas del Mar, porque el sargazo se acumula en los canales de su marina. Además, un muro hecho de gaviones de piedras en uno de los canales inhibe el movimiento del alga.

El muro fue una iniciativa local propuesta y financiada con fondos privados. Ni el gobierno central, ni USACE estuvieron implicados en su desarrollo, dijeron al CPI portavoces de la asociación de propietarios de Palmas del Mar.

“Lamentablemente, ante la carencia de ayuda, sea del Gobierno, sea del Municipio, la Asociación [de Propietarios de Muelles de Palmas del Mar] y la comunidad se ha tenido que unir para hacer este trabajo y costearlo. Se está dirigiendo más de 175 mil dólares al año para recoger todo el sargazo que entra a la marina. Se recoge con estas máquinas para después buscar depositarlo, tanto en el vertedero como en áreas que nos permiten, lo recolectan para hacer cosas, pero también hay que costear ese transporte porque nadie te lo lleva gratis”, explicó Juan Bosch, quien es uno de los administradores de la Asociación a través de la entidad Pelican Management and Realty.

Bosch expresó que, aunque el personal del DRNA conoce de los esfuerzos en Palmas para manejar el alga, no existe comunicación entre la agencia de Gobierno y quienes lideran las estrategias de recogido dentro del complejo ubicado en Humacao.

Al preguntarle al DRNA si supervisa el recogido de sargazo en diferentes puntos de la Isla, el doctor Colón no especificó cómo lo hace, si de alguna forma.

“Las marinas privadas, lugares privados como hoteles, Palmas del Mar, tienen la capacidad de tener empleados, buscar maquinaria. Sabemos que hacen estos esfuerzos y tratamos de que se siga el protocolo, pero no es algo que se deba penalizar, sino sencillamente mejorar la coordinación”, añadió el científico.

Opinó, además, que “no hay una sola agencia tenga la capacidad para bregar con esto a nivel de Puerto Rico”. Propuso una campaña de orientación al público para informar sobre el protocolo del DRNA. “Esto es un problema de gran escala”.

El CPI solicitó entrevista sobre este asunto con el secretario del DRNA, Rafael Machargo, pero nunca estuvo disponible.

La agencia no cuenta hoy día con máquinas de extracción de sargazo, pero sí las tuvo durante el cuatrienio de 2013 a 2016. Según el portavoz de prensa del DRNA, Joel Seijo, durante ese período las máquinas fueron cedidas a municipios costeros, aunque no precisó cuáles. Actualmente la agencia prepara propuestas a la NOAA para adquirir máquinas especializadas en la extracción de sargazo. Algunos municipios como el de Ceiba han comprado sus propias máquinas para estos fines.

Las agencias de turismo se contradicen sobre el impacto del problema

La Corporación para la Promoción de Puerto Rico como Destino (DMO Puerto Rico), que hace campañas millonarias promocionando las playas cristalinas del país, minimizó el problema.

“Aún los paradores que están en las áreas más afectadas [por el sargazo], que yo conozca, no se han visto afectados grandemente porque tenemos un turismo interno bien activo. Tenemos múltiples opciones en las mismas zonas, porque no todas [las playas] están afectadas grandemente. Unas están bien serias, y a tres o cuatro, diez kilómetros más adelante, tienes una playa exquisita”, dijo al CPI Tomás Ramírez, quien es parte de la Junta de Directores del DMO de Puerto Rico.

“En los paradores, principalmente los que están en la zona sureste, 95 por ciento de sus clientes son locales, a diferencia del área oeste y noroeste, que tenemos un por ciento de extranjeros que puede llegar a 35 por ciento o 45 por ciento de las reservaciones que tenemos, y esas áreas están menos afectadas [por el sargazo]”, agregó Ramírez, quien es propietario del Parador Combate Beach Resort en el municipio de Cabo Rojo.

La Compañía de Turismo acordó en 2019 transferir 500,000 dólares al DRNA para elaborar un plan de limpieza de las playas de Puerto Rico afectadas por el sargazo, según un documento al que tuvo acceso el CPI. La adquisición de maquinaria y contratación de servicios especializados fueron parte del acuerdo, pero el plan no fue ejecutado debido a “retrasos en procesos administrativos”, según admitió al CPI el director ejecutivo de Turismo, Carlos Mercado.

“La Compañía de Turismo de Puerto Rico está gestionando la reactivación de dicho acuerdo para brindarle al DRNA un apoyo adicional en sus esfuerzos para el manejo de esta situación que pone en gran riesgo uno de nuestros recursos naturales y atractivos turísticos más importantes, como la Bahía Bioluminiscente en Fajardo, nuestras playas en zonas turísticas, y otras áreas de interés”, expresó el titular de la agencia.

El hecho de que los vecinos de Palmas del Mar hayan iniciado esfuerzos para lidiar con la acumulación de sargazo no debe ser una excusa para eximir al Gobierno de su responsabilidad de atender el problema, dijo el director ejecutivo de la Asociación de Propietarios de Hogar de Palmas del Mar, Antonio Maldonado.

“Ni el Gobierno, ni el Departamento de Salud están haciendo nada. Todos estos estudios de emisiones de gases que desarrollamos aquí los copiamos de las islas francesas [en el Caribe], porque allí sí que hacen un trabajo excelente y ayuda el Gobierno francés, pero aquí, ni el Gobierno de Puerto Rico, ni el federal ayudan”, reclamó Maldonado.

Un portavoz de prensa del USACE notificó al CPI que dicha agencia federal no ha recibido ninguna solicitud del Gobierno de Puerto Rico para establecer infraestructura que aporte a controlar este problema.

Asimismo, la ingeniera Acevedo, de USACE, mostró preocupación por la posibilidad de que se sigan desarrollando privadamente muros o gaviones como el que se erigió en el área contigua a la marina en Palmas del Mar.

“No sabemos si eso tenga repercusiones en altamar o a lo mejor en otras áreas de la Isla. A lo mejor eso les resuelve temporalmente, pero a lo mejor ese sargazo se queda ahí aguantado. Pueden surgir otros problemas que no conocemos”, indicó.

A Palmas del Mar también llegan particulares y organizaciones a buscar el sargazo para investigaciones. El administrador Bosch dijo que no media ninguna transacción económica cuando se llevan la alga marina.

“Han venido muchas personas, no te puedo decir nombres, a buscar en camiones. ‘Dame de lo que recogiste, tenemos un experimento’. Entendemos que no es ningún problema, si ellos mismos se lo llevan”, dijo Bosch, quien indicó que parte del sargazo se utiliza para hacer composta en el mismo complejo residencial y turístico.

En Lajas, se utilizó para cubrir el vertedero municipal y como fertilizante por agricultores del área, según dijo hace dos años el exalcalde Marcos Irizarry.

Esfuerzos científicos en Puerto Rico y estrategias en otros lugares del Caribe

El recién anunciado proyecto del profesor Roy Armstrong, del Recinto de Mayagüez de la UPR, se une a múltiples investigaciones universitarias, independientes y gubernamentales de científicos en Puerto Rico sobre este fenómeno. Su proyecto, aprobado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA en inglés), monitoreará el trayecto del sargazo a través de imágenes de satélites para entender mejor su impacto en los ecosistemas marinos en las costas de Puerto Rico.

La Isla está ausente de decisiones internacionales sobre este tema. Entre los años 2015 y 2021 se han llevado a cabo 15 eventos regionales del Caribe, en los que se han presentado protocolos y firmado acuerdos regionales de los cuales Puerto Rico no forma parte.

República Dominicana ha desarrollado barreras flotantes en las playas turísticas para lidiar con la acumulación. El gobierno de Francia presentó recomendaciones sobre cómo minimizar el impacto del sulfuro de hidrógeno en residentes y trabajadores de zonas costeras en las islas Guadalupe y Martinica.

En el resto del Caribe, países y territorios como Barbados, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, Anguila y las islas vinculadas al Reino de los Países Bajos cuentan con planes de manejo y estrategias para tratar con el sargazo.

El mapa interactivo del Caribbean Coastal Ocean Observing System (CARICOOS) Laboratorio de Oceanografía Óptica, de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad del Sur de Florida, permite ver imágenes del sargazo en las costas en tiempo real.

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