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Sugieren protocolo para la reapertura de las playas

Con la flexibilización del “lockdown” o cierre forzoso decretado por el gobierno para frenar la expansión de COVID-19, crece el reclamo para la reapertura de las playas, que son el principal atractivo turístico y recreativo en la isla.

Esa reapertura, sin embargo, debe regirse por un protocolo de salud y seguridad que minimice los contagios de la novel enfermedad, que es causada por el coronavirus SARS-CoV-2.

A esos efectos, el director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto RicoRuperto Chaparro, elaboró varias recomendaciones, que surgieron de conversaciones con surfistas, buzos y salvavidas, entre otros usuarios asiduos de las playas. Nadie de la administración de la gobernadora Wanda Vázquez Garced lo ha contactado, pero dijo estar dispuesto a compartir las sugerencias con el equipo de la primera ejecutiva.

“En Puerto Rico, las playas cumplen la función que hacen los parques en otros países. La gente va a las playas a caminar, correr, surfear, hacer ‘snorkeling’ y muchas otras cosas. Eso relaja, recarga baterías, y mucha gente lo necesita al llevar tanto tiempo encerrada en la casa”, declaró Chaparro a El Nuevo Día.

La primera de las recomendaciones es que se escoja una cantidad limitada de playas para la reapertura, comenzando con los balnearios y aquellas que tienen instalaciones de seguridad acuática. De acuerdo con Chaparro, sería imposible reabrir las 1,225 playas de la isla simultáneamente, pues no habría cómo supervisar lo que ocurre en ellas mientras dure la emergencia del COVID-19.

En esa misma línea, sugirió fijar un horario de apertura y cierre de las playas. Tendría que ser un horario que les permita a las personas cumplir con el toque de queda, que -hasta ahora- restringe toda actividad no esencial entre 7:00 p.m. y 5:00 a.m. del día siguiente.

“Una vez se escojan las playas, hay que establecer que solo se permitirán actividades que no conlleven congregaciones o grupos, como caminar, correr, surfear, ‘snorkeling’, buceo o jugar con paletas. Tienen que ser actividades en las que se mantenga el movimiento. Si son actividades pasivas, las personas tendrían que estar solas o con gente de su núcleo familiar”, abundó Chaparro, quien es experto en seguridad acuática.

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