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Para la Naturaleza inaugura vereda del Bosque de Pterocarpus de Dorado en memoria de una mujer defensora de la naturaleza

Inauguration de letreros en el Bosque de Pterocarpus de Dorado

Dorado- Luego del paso del huracán María el Bosque de Pterocarus de Dorado se vio severamente afectado. Hoy se aprecia el retorno de su verdor y sus visitantes podrán disfrutar de la flora y fauna que alberga esta reserva natural protegida gracias a la generosidad de la familia Coll.

La familia Coll, su hija, nietos, sobrinos y primos le dedicaron la vereda a María Teresa Coll por su lucha a favor de la conservación de la naturaleza y los derechos de los animales.

María Teresa Coll fue una luchadora ambiental que vivió amando y defendiendo la naturaleza. Nació en Naguabo, trabajó como servidora pública en el gobierno de Puerto Rico durante 30 años y se retiró en Dorado.

“Ella también creía que no bastaba con vivir respetando la naturaleza y que había que ejercer presión ciudadana cuando estaba en peligro. Fue parte de movimientos en contra de proyectos que iban a afectar nuestras playas y nuestros espacios abiertos en Dorado”, recuerda Cynthia García Coll, hija única de María Teresa.

Por su parte, el presidente de Para la Naturaleza, licenciado Fernando Lloveras San Miguel añadió que, “María Teresa Coll fue una mujer valiente y luchadora de los derechos de la naturaleza. Hoy gracias a muchos esfuerzos en conjunto podemos disfrutar y beneficiarnos de este valioso bosque costero y de las especies que habitan en esta Reserva Natural”.

La recién inaugurada vereda de carácter auto interpretativo tiene el Océano Atlántico en su límite norte, y está rodeada por un campo de golf, una carretera estatal y un desarrollo suburbano.
Mientras se camina o se corre en bicicleta por la vereda se puede apreciar el sonido de las aves que aquí habitan como el bienteveo y la reina mora. Cuatro letreros con información educativa sobre las especies de flora y fauna de este bosque costero ayudan a los visitantes a entender el valor y la importancia de esta reserva natural.

El bosque también es el hogar del sapo común, rana de labio blanco, coquí común, juey azul, juey prieto y juey trepa palo, así como el cangrejo violinista, y la boa puertorriqueña, entre otras especies, algunas en peligro de extinción, como es el caso de la boa.

El Bosque de Pterocarpus de Dorado tiene 29 acres (o 30 cuerdas) de terreno que fueron donadas al Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico (ahora Para la Naturaleza) en el 1995, como parte de un proyecto de mitigación ante el intenso desarrollo de varios complejos residenciales y turísticos en este sector.

En la reserva se encuentran rodales pantanosos del árbol pterocarpus, popularmente conocido como Pata de Pollo, y otras especies adaptadas a terrenos saturados por el pobre drenaje o por la convergencia de escorrentías que allí ocurren.

El pterocarpus es un árbol nativo que puede llegar a medir hasta 130 pies de altura. Los bosques de pterocarpus constituyen pantanos de agua fresca o levemente salada que son muy importantes por su valor ecológico y sus funciones naturales.

Estos humedales tienen el efecto de amortiguar la temperatura que prevalece a su alrededor, son capaces de remover y transformar nutrientes y acomodar aguas superficiales lo que ayuda a minimizar las inundaciones, mientras retiene y estabiliza los sedimentos.

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