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La ciencia no se rinde en Cayo Santiago

cayo santiago

HUMACAO- La devastación que causó el huracán María en el Cayo Santiago se percibe a lo lejos. Las ramas de los árboles de mangle negro que se avistan desde el muelle de Punta Santiago, justo al otro lado del islote de 38 cuerdas de terreno que es habitado por macacos rhesus desde 1938, lucen algo secas y con un color marrón que proyecta una mayor catástrofe.

Este escenario se vuelve aún más desalentador cuando se llega al cayo, ya que la tormenta destruyó prácticamente todo a su paso, despojándola de vegetación y destrozando los bebederos de metal de los monos.

Además, causó estragos en los muelles que utilizan los empleados del Centro de Investigación de Primates del Caribe, adscrito al Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), para transportar los equipos necesarios para llevar las bolsas de alimentos de los primates. Y es que para llegar al cayo en donde están ubicados los 1,700 monos, se debe abordar una pequeña embarcación de un solo motor.

“Cuando llegamos aquí vimos que esto era un desastre total. Le dimos comida y nos fuimos bien tristes porque no sabíamos qué hacer. El huracán lo había desbaratado todo y no teníamos con qué trabajar. Se rompió todo”, dijo Julio Resto, uno de los encargados de atender a los monos que habitan el cayo.

En entrevista con EL VOCERO, Resto expresó que cuando regresó al cayo tras el paso del huracán lo que más le impactó fue observar la devastación que había causado el ciclón. “Se llevó los techos, los tanques, casi todo lo que encontró a su paso”, abundó.

“El mar pasó por encima de la isla. Todavía no sabemos cómo pudieron sobrevivir los monos porque no los amarramos y cuando llegamos todos estaban bien. Yo me quedé sorprendido al ver que todos estaban bien”, indicó.

Antes del huracán, Resto se aseguró de dejarles a los primates suficiente comida para sobrevivir.

Pérdidas millonarias

Además de los estragos que causó el huracán en la vegetación del cayo, la directora del Centro de Primates, Melween Martínez, dijo que las pérdidas ascienden al millón de dólares.

El laboratorio en donde se realizaban las investigaciones, los corrales, el sistema de bebederos y los techos colectores de agua fueron destruidos. “El 98% de este lugar se destruyó”, expresó la experta. El próximo paso, según Martínez, será analizar los datos que puedan proveer los monos sobre los efectos traumáticos que puede provocar un huracán.

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