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A Piñones “lo están matando poco a poco”

paseo tablado de Pinones

LOÍZA. Un recorrido por el Paseo Tablado de Piñones deja al descubierto el lamentable descuido que hay en este atractivo turístico donde, además del deteriorado daño en la estructura de madera por la que caminan o corren bicicleta miles de personas al año, también se evidencia el riesgo expuesto de importantes recursos ecológicos que han quedado arropados de basura y escombros.

La imagen desconsuela. Montañas de desperdicios a la orilla de la carretera, desde las áreas conocidas como Boca Cangrejo, El Indio y La Torre, son sólo la génesis del gran problema ambiental que comienza a desarrollarse.

Basta adentrarse un poco al área boscosa para presenciar la cantidad de basura -bolsas, latas, botellas, pañales, cajas de empaque de productos de alimentos usualmente utilizados en restaurantes, hasta enseres eléctricos- son sólo algunos de los desperdicios que amenazan los invaluables mangles que quedan colindantes a la laguna Torrecilla.

¿Quién o quiénes son los responsables del mal estado de la zona que, en muchas ocasiones, es el primer lugar que visitan los turistas al llegar aquí?

Muchos cargan con la culpa, a juicio de la voluntaria Milagros Quiñones, quien junto a la también portavoz comunitaria Tanisha Gaspar hicieron un recorrido por el área junto a Primera Hora.

El corazón se le estruja a Quiñones al ver la barbarie que han hecho en la reserva.

“Dios mío, qué tristeza. ¡Mira todo esto!”, exclamó la mujer al sopesar sobre lo ocurrido tanto en Loíza como al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) que, a su juicio, no le dan la importancia que merece al mantenimiento que requieren las reservas, así como aquellos visitantes, residentes y comerciantes que, sin sentido de responsabilidad, tiran basura.

“Lamentablemente, lo que sobrevivió en María nos lo están matando poco a poco, porque no le están dando el cuidado adecuado. Aquí somos un islote, somos especiales, necesitamos ser protegidos y valorados. Pero no hay esa conciencia, ni por las agencias ni por los comerciantes que lanzan sus desperdicios en el área, ni por los visitantes que, aunque creo que lo hacen de forma inconsciente- también contribuyen en esta penosa situación tirando basura, en lugar de arrojarla al zafacón o llevándoselas en una bolsa”, expresó Quiñones.

“Me da mucho sentimiento, porque siento que Recursos Naturales nos tiene abandonados y en la alcaldía tampoco hay recursos disponibles. Entiendo que tienen que ser más proactivos e involucrarnos a la comunidad para juntos trabajar en un plan de limpieza y de educación con visitantes y comerciantes. Y esto ha sido así por años, no es de ahora. Todos parecen olvidar que esos mangles son nuestro pulmón y son los que nos protegen cuando llegan fenómenos naturales”, agregó la mujer al denunciar también el abandono de una piscina -a expensas de convertirse en criadero de mosquitos transmisores de viruses- que ubicaba en un local que ahora es estorbo público.

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