Foto tomada por: Janami Ramos Ramírez, voluntaria líder
Desde niña disfrutaba estar en contacto con la naturaleza en cualquier ecosistema. Ese contacto provoca que me sienta relajada y que me desconecte de las preocupaciones de la vida cotidiana. Ser voluntaria de PLN me ha dado la oportunidad no solo de disfrutar de las áreas protegidas, sino también de contribuir un poco con los esfuerzos para la conservación y recuperación de áreas naturales de Puerto Rico. He ganado más de lo que he aportado, pues las experiencias como voluntaria me han dado la oportunidad de ampliar mis conocimientos en temas de conservación y reforestación. Además, me ha permitido compartir con un grupo diverso de personas todas enfocadas en una misma meta, en un bien común, dispuestos a trabajar en equipo, y eso afianza mi deseo de continuar.
Mi primera participación como voluntaria fue hace más de 10 años, un Mapa de vida y siempre quedaron deseos de volver. Cuando comencé a participar en el proyecto de reforestación, tenía la intención de ir solo a dos actividades por mes, pero después de conocer y entender el proyecto mi número de participaciones aumentó, aunque eso se vio afectado por la pandemia. Hay muchas formas de participar como voluntaria y todas me parecen igual de importantes. Así que las actividades como voluntaria están fijas en mi agenda los fines de semana. En más de una ocasión he tenido la oportunidad de compartir con niños y jóvenes en actividades de siembra y, como educadora, me emociona mucho ver que comienzan a tener conciencia de la necesidad de cambiar la forma en la que disponemos de los recursos que la naturaleza nos provee y las alternativas que tenemos para protegerlos. El aprendizaje por experiencia se vuelve significativo y creo que es otro de los beneficios que tiene participar como voluntaria de PLN. Además, es una forma de agradecerle al planeta, todos los beneficios que nos da.
Sin duda, ¡es algo que disfruto!