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Bahamas inicia una titánica limpieza tras el paso de Dorian

Bahamas limpieza tras el paso de Dorian

Parado bajo el sol dorado de la tarde, el pastor Jeremiah Saunders apenas pestañeaba mientras debatía qué sacar de entre las ruinas de la iglesia que levantó hace 22 años en la localidad costera de High Rock, en el extremo oriental de la isla de Gran Bahama.

Una corbata azul y negra flotaba en un charco de agua próximo y, algo más lejos, yacía tirada una batería. Cerca, conchas blancas llegaron a unas matas de hierba impulsadas por la crecida que hace una semana arrastró a Saunders 200 metros (yardas) hasta que pudo agarrarse a un gran pino, donde pasó dos días en una rama tras el paso del huracán Dorian por la isla.

“Le hablé al agua: ‘Calma, quédate quieta’. Nunca escuchó”, dijo Saunders el miércoles con una amplia sonrisa. Pero adoptó un tono más serio cuando se centró en las desalentadoras labores de limpieza que tienen por delante decenas de miles de bahameños que viven en las dos islas del norte de Bahamas que quedaron devastadas por el huracán de categoría 5.

Será un proceso lento que algunos abordan a pasos muy pequeños. Saunders recuperó dos martillos, cinco destornilladores y tres biblias preciadas.

Por el contrario, Mary Glinton, de 67 años y del pueblo pesquero próxima de McLean’s Town, no perdió el tiempo para deshacerse de sus posesiones estropeadas. Formó tres pilas de prendas endurecidas por el agua y el lodo y les prendió fuego. Una cortina de encaje blanco, un cortavientos de color rosa brillante y un par de pantalones negros viejos pronto comenzaron a arder. Lo que más lamentó es haber perdido su ropa de domingo.

“Me encanta el azul, y la mayoría de mis vestidos son azules”, dijo de pie cerca del fuego, con unas chanclas verdes y las piernas cubiertas de barro. También se lamentó la pérdida de la cerda de un año que tenía por mascota, Princess.

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