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BimBiriBomBoromBom y los días de inmersión

 Verano 2008:

Tenía nueve años, y a pesar de que me quedaría cinco días fuera de casa, no estaba nerviosa. Llegamos al sitio. Subí las escaleras donde se encontraban las sillas reclinables. En mi bulto llevaba dos cámaras desechables. La cantidad de fotos que podía tirar estaba limitada a veintipico por rollo. Llegó el trolley, tiramos los bultos en el vagón de alfrente y en el de atrás nos acomodamos. Solo recuerdo instantes de estos cinco días. Tal vez fueron los instantes que más me maravillaron y por eso quedaron enmarcados en mi memoria, tales como: la primera vez que vi aquel estelar faro, el pez disecado en la orilla de la playa rocosa, *foto*, las literas de tres pisos, *foto*, las duchas afuera por las que entraban cobitos, probar la sal que expulsaban las hojas del mangle negro, la gran laguna bioluminiscente iluminada, *foto* -aunque no captaba la magia de la bioluminiscencia- y mi disfraz de San Pedrito. También recuerdo muy bien cuando el taller de inmersión en las Cabezas de San Juan acabó, abrazando a mis líderes, llorando, pensando que no volverían a repetirse aquellos cinco días maravillosos. Y no volvieron a repetirse…

       … de la misma manera.

Desde el 2008, mis veranos están reservados para ser lider ambiental en los Talleres de Inmersión Para la Naturaleza. Han pasado diez años desde la primera vez que acompañé a un grupo de participantes como líder. He visto participantes crecer y convertirse en líderes ambientales, no tan solo en los talleres, sino en sus propias comunidades, trabajando como agentes de cambio, mientras aportan sus conocimientos y amor por la naturaleza a otras personas. Mi crecimiento como líder, año tras año, ha sido progresivo, un proceso de reconocer tanto mis fortalezas como debilidades. Tuve el privilegio de tener líderes increíbles que transmitían su amor, sensibilidad y fortaleza en los talleres. Y de ellas aprendí -y sigo aprendiendo- numerosas enseñanzas pa’l camino.

Las experiencias que he vivido en los talleres siempre viajan más allá, brindándome enseñanzas prácticas para el día a día. Ahora, viviendo en una etapa donde el planeta atraviesa un cambio climático acelerado por la actividad antropogénica, afectando tanto la vida animal como vegetal, el compromiso de conocer sobre estos procesos es prioridad. Como líder he compartido esta preocupación tanto con otros líderes como con participantes. En los talleres se va dando un proceso de nutrición mutua entre intérpretes, líderes y participantes, compartiendo saberes, acercamientos, procesos y necesidades propias. En los talleres sostengo como eje, mientras cruzamos los ecosistemas, re-evaluar nuestros comportamientos de consumo y determinar qué acciones viables y accesibles podemos asumir para el bienestar de la naturaleza y todas las especies que conviven en este planeta.

Los talleres de inmersión han sido una experiencia de vida. Ha sido un privilegio compartir la pasión hacia la educación ambiental con otros cada verano, maravillándonos ante las múltiples manifestaciones de la naturaleza.

Como parte de las actividades de los talleres de inmersión, los participantes junto a los líderes crean presentaciones para integrar lo aprendido en el taller con sus propias habilidades y/o intereses. A través de estos procesos de creación he aprendido la simbiosis entre las manifestaciones artísticas entrelazadas con la naturaleza. Los participantes traducen su experiencia en la naturaleza expresándola en arte. Para mí esta parte del taller ha sido importante en mi formación como persona y teatrera. He reconocido el valor de la naturaleza en el teatro y el teatro en la naturaleza como método de apreciación y concienciación hacia problemas ambientales.

Este verano participé de mi último taller como líder, pero la inmersión nunca acaba. Las ganas de seguir aprendiendo y practicando la conservación es pa’ toda la vida. Todos y todas tenemos la capacidad de ser líderes, si sabemos respirar, sentir y escuchar nuestro medio ambiente. Insto a persistir en la lucha ambiental, tal como se manifieste, con las herramientas que tengamos accesibles. Todo cuenta. Que la manada se multiplique, que la bandada vuele y que la escuela nade. A lo lejos escucharemos la voz del poeta gritar “caminante no hay camino, se hace camino al andar, golpe a golpe, verso a verso”.

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