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Cámara concluye que el desarrollo ecoturístico en Mona es viable

Pese a la carencia de infraestructura básica y a que hay discrepancias en cuanto a los usos de suelo permitidos, la Cámara de Representantes concluyó ayer, martes, que es viable el desarrollo de un programa ecoturístico en la reserva natural isla de Mona.

El programa también tendría un componente de investigación en ciencias naturales y marinas, según la representante Maricarmen Mas Rodríguez, presidenta de la Comisión de Desarrollo Integrado de la Región Oeste.

Mas Rodríguez radicó, en 2017, la Resolución de la Cámara 230, que ordenaba una “investigación exhaustiva” sobre la viabilidad de establecer un programa de desarrollo ecoturístico y de investigación en ciencias naturales y marinas en Mona. Ayer, en el último día de la última sesión ordinaria del cuatrienio, la representante sometió el informe final con los hallazgos del estudio que ella misma comisionó.

El informe reconoce, en primer lugar, que, como Mona es una formación caliza, la Junta de Planificación (JP) incluyó casi la totalidad de la isla dentro del Área de Planificación Especial del Carso. Específicamente, el Plan y Reglamento del Área de Planificación Especial del Carso (PRAPEC) estableció en Mona un distrito de calificación subyacente “Preservación de Recurso” (PR) y un distrito sobrepuesto “Área de Planificación Especial – Restringida del Carso” (APE-RC).

“Según el Reglamento Conjunto para Permisos de Obras de Construcción y Uso de Terrenos (Reglamento Conjunto), el distrito PR no permite proyectos ecoturísticos. Por otro lado, el PRAPEC indica que los proyectos ecoturísticos pueden ser permitidos en los distritos sobrepuestos APE-RC, siempre y cuando tengan el aval de la secretaria del DRNA (Departamento de Recursos Naturales y Ambientales)”, reza el informe.

De acuerdo con la representante, cuando ocurren estas discrepancias, “el uso y costumbre” es que prevalecen los criterios del distrito sobrepuesto. “Aun así, la JP debe pronunciarse sobre esto, ya que es la agencia con la pericia sobre este tema”, expuso Mas Rodríguez en su informe.

Por otro lado, el informe reconoce que, debido a que Mona es una isla deshabitada, carece de infraestructura. Por lo tanto, el eventual desarrollador de una eco-hospedería tendría que suplir todo lo necesario para satisfacer las necesidades de los huéspedes.

“El desarrollador tendría que usar placas solares para proveer energía eléctrica, establecer una planta desalinizadora, o si es posible, obtener una franquicia para hincar un pozo, establecer un sistema sanitario y buscar la forma de remover de la isla material reciclable y no reciclable, entre otras cosas”, planteó Mas Rodríguez.

Admitió, también, que, “reconociendo la singularidad y fragilidad del ecosistema de Mona”, sería necesario establecer parámetros para minimizar cualquier impacto negativo ocasionado por los visitantes.

Pese a estas limitaciones, el informe recoge que el DRNA favorece el programa de desarrollo ecoturístico y de investigación en ciencias naturales y marinas en Mona.

“En particular, sostienen que la medida impulsa un desarrollo sostenible de la isla, a la vez que asegura la protección de sus recursos naturales. Sin embargo, comentan que es imprescindible que se efectúen estudios comprensivos de planificación y evaluación estratégica, aunando esfuerzos de diversos sectores, para maximizar el potencial de la isla de Mona como un centro de investigación científica y ecoturismo de nivel mundial, siempre anteponiendo el interés de conservación de tan importante reserva natural”, expresó la representante.

El informe resalta, por último, que deben realizarse esfuerzos para obtener la colaboración de entidades privadas y sin fines de lucro, particularmente para financiar el proyecto. Asimismo, que deben realizarse “los estudios necesarios” para garantizar la protección de isla.

Diversas organizaciones y líderes ambientalistas han expresado su rechazo al desarrollo ecoturístico en Mona, donde ya se permite acampar en varias playas y hacer excursiones, buceo, “snorkeling”, “hiking” y avistamiento de aves, entre otras. Todas esas actividades, al igual que la caza de cerdos y cabros salvajes, necesitan autorización del DRNA.

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