Menú

El círculo virtuoso del compostaje

El compostaje emerge como clave para enfrentar desafíos críticos en la agricultura puertorriqueña, desde la escasez de materia orgánica hasta la dependencia de insumos importados; la práctica, además, impulsa una economía circular y fortalece la resiliencia del suelo. Estas fueron algunas de las reflexiones del conversatorio ‘Gestión de residuos orgánicos: oportunidades para la agricultura local’, organizado por la Fundación Peter Alfond (PAF, por sus siglas en inglés) en colaboración con Para la Naturaleza.

El conversatorio, llevado a cabo el pasado 27 de febrero en la Casa Ramón Power y Giralt, en el Viejo San Juan, fue moderado por Ricardo Burgos, director y especialista en innovación del Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico, mientras que los panelistas fueron Ian Pagán Roig, agricultor, agrónomo y educador en agroecología aplicada y fundador y gestor del proyecto agroecológico El Josco Bravo, en Toa Alta; Carlos Pacheco, ingeniero civil, agricultor, especialista en el manejo sostenible de desperdicios y fundador y presidente de Trito Agro-Industrial Services (TAIS); el Dr. Joaquín Chong, especialista en composta de la Estación Experimental Agrícola, de la Universidad de Puerto Rico (UPR-EEA) y quien lidera proyectos innovadores sobre sistemas agroecológicos, salud del suelo y fundador de dos canales educativos de YouTube y Reed Hepperly Mignucci, compostador certificado por el US Composting Council, quien ha estado involucrado en el manejo de materiales orgánicos por más de 20 años.

Luego de dar la bienvenida a una numerosa audiencia, el presidente de Para la Naturaleza, licenciado Fernando Lloveras San Miguel, aludió a cómo malas prácticas agrícolas y de construcción son capaces de destruir la vida de los suelos en tierras donde existía en abundancia. 

“Un puño de terreno puede tener billones de bacterias. Lo que comúnmente se ve como algo que no tiene vida, es quizás lo que más vida tiene. Billones de microorganismos en un puñado de terreno, es sencillamente una diversidad biológica y de vida impresionante”, comentó, al tiempo que compartió la experiencia de un “joven agricultor que lleva varios años tratando de cultivar y se le ha hecho muy difícil porque se había raspado el terreno. Así que, finalmente se está dando por vencido porque no tiene la capacidad de poder llevar materia orgánica suficiente para sustentar su cultivo. Son cosas que no nos damos cuenta hasta que empezamos a vivir la realidad y que la sufrimos”, lamentó Lloveras San Miguel.

 

En el micrófono, Lcdo. Fernando Lloveras San Miguel, presidente Para la Naturaleza.

Salvador Coleman Tió, coordinador de la división de Agroecología Para la Naturaleza, por su parte, describió el compostaje como un círculo virtuoso que devuelve los nutrientes a la tierra, creando un ciclo continuo de productividad que beneficia tanto a la naturaleza como a la agricultura. 

El también abogado estableció que el compostaje brinda una excelente oportunidad para “conjurar simultáneamente varios de los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad. Por un lado, le hacemos frente al gran problema de la generación de basura en Puerto Rico, que se exacerba cada día, y por el otro, se nos presenta la oportunidad de construir economías circulares y modelos de agricultura más autónomos que regeneren nuestro suelo y nuestra salud”, recapituló Coleman Tió.

“A los miembros de la Junta de la Fundación Peter Alfond, agradecemos su compromiso con la agricultura y enfocar en las alternativas y las propuestas que pueden viabilizar la proliferación del compostado en Puerto Rico”, celebró el coordinador de Agroecología.

 

Se dirige a la audiencia Salvador Coleman Tió, coordinador de Agroecología Para la Naturaleza.

Kinyta Smalls, directora de la fundación, estableció que su organización “cree que en Puerto Rico hay talento, inteligencia, experiencia y compromiso. Queremos soluciones a largo plazo y hacer nuestra parte para facilitar. No nos vemos como una solución, sino como un facilitador para que los que tienen la solución, la puedan adelantar”.

​​También dijeron presente Jairo Estrada y Rebekah Alfond, fiduciarios de PAF. Estrada compartió que “he tenido la gran oportunidad de venir a Puerto Rico por 30 años con mi señora, y hemos tenido grandes recompensas de vivir entre todos ustedes, que son maravillosos y a los cuales estimamos y queremos muchísimo. Yo vengo de familia de ganaderos, de personas que han trabajado en la agricultura. Entiendo muy bien la importancia de la composta. Lo he vivido, lo conozco y por eso, hemos impulsado tanto que The Peter Alfond Foundation ayude y apoye el área de la composta. Nosotros ayudaremos en todo lo que podamos con un granito de composta para que sigamos adelante”. 

Alfond, por su parte, reconoció a Estrada como una pieza clave en el plan agrícola de la fundación. “Hemos explorado muchas áreas de Puerto Rico y cómo podemos apoyar y la razón por la cual estamos aquí hoy, en este espacio, hablando de estos temas, es por Jairo. Quiero agradecer a Jairo por su liderazgo en este sector”, celebró Alfond.

Tiene la palabra Kinyta Smalls, directora de Peter Alfond Foundation.

Enfrentando las cadenas de distribución

Pagán Roig estableció que la composta representa el biofertilizante más importante en la agricultura, con el potencial de contribuir a la fertilidad integral del suelo por su contribución a las propiedades químicas, físicas y biológicas del mismo. Además, explicó que la composta no solamente tiene la capacidad de mantener los niveles de fertilidad para la producción de cultivos y de mejorar la resiliencia del suelo, sino que también tiene la importante virtud de aportar a la restauración de los que han sido degradados por malas prácticas agrícolas. 

El agrónomo exhortó a los presentes a analizar el mapa de distribución de alimentos que llega a nuestro archipiélago. El mapa, a su juicio, es el argumento principal para desarrollar una agricultura autónoma que produzca más comida de la que estamos produciendo actualmente. 

“Estamos sujetos a un sistema agroalimentario kilométrico con rutas comerciales de decenas de miles de kilómetros para llegar a Puerto Rico de, básicamente, el 90% de la comida que comemos”, expuso, a lo que agregó que tenemos que plantearnos como país, qué tipo de agricultura queremos y la cadena de distribución de insumos “para derrotar el mapa”.

“Consideremos uno de los insumos más importantes, que es el abono, considerando un fertilizante trivalente, el famoso NPK (compuesto por nitrógeno, fósforo y potasio)”, acotó y explicó que cada nutriente es obtenido de una forma diferente, “ya sea de minas en alguna parte del mundo o derivado del petróleo. Las minas más probables de potasio se encuentran en Canadá, en Rusia o en Ucrania”. Por eso, en gran medida, sostuvo, el aumento en los precios de los alimentos a raíz de la guerra Rusia-Ucrania, “por ser estos no solamente productores de alimentos, sino productores importantes de fertilizantes, específicamente el potasio”.

“Si pretendemos desarrollar una agricultura local, sin ningún contexto de sustentabilidad, básicamente no estamos derrotando ese mapa. Posiblemente, en el mismo barco donde hoy nos llega la comida, nos llega el fertilizante con el cual pudiéramos estar pretendiendo producir localmente la comida”, alertó, por lo que exhortó a los presentes a preguntarse “¿qué tenemos localmente que no dependa de estas cadenas kilométricas? Tenemos un montón de basura, de desperdicio o ‘desperdicio orgánico’. Básicamente se encuentran a cero millas o a muy pocas millas de distancia”, enfatizó el fundador de El Josco Bravo.

Pagán Roig estableció que casi el 50%, de los residuos que llegan a los vertederos son potencialmente compostables y que equivalen a cerca de 3,600,000 toneladas de material orgánico. “Casi cada uno de nosotros genera una tonelada al año de basura orgánica que se entierra en el vertedero, que contribuye al problema de las emisiones del metano, que tienen un poder de calentamiento (global) muchísimas veces superior al CO2, por ejemplo”, advirtió.

Por otro lado, el agrónomo mencionó a los presentes que, en el Josco Bravo, con el propósito de desarrollar un proyecto de compostaje, llevaron a cabo una encuesta en la que participaron más de 200 agricultores, tanto comerciales como caseros.

Indicó que el 88% de los encuestados declararon que la falta de composta de calidad ha representado un factor limitante en el desarrollo de sus proyectos y el 76% entiende que la falta de acceso a compostas de calidad es un elemento que limita altamente el desarrollo de la agricultura ecológica en el archipiélago puertorriqueño. 

El 50% de los encuestados, expuso, entienden que la calidad de las compostas disponibles comercialmente en Puerto Rico es pobre debido a su baja calidad nutricional, inmadurez, presencia de impurezas y alto costo. 

“Las compostas de mejor calidad que se encuentran, no están a precios accesibles para agricultores comerciales. Y, mientras tanto, los recursos orgánicos se siguen desperdiciando en los vertederos o en vertederos clandestinos”, contrastó. 

Ante ese escenario, afirmó Pagán Roig que “hay que arar con los bueyes que se tienen, en este caso, dependemos de la recolección voluntaria del material que la gente tira a la basura y tenemos que pasar antes que el camión de la basura se lo lleve. Es como una competencia con el camión de la basura. En este proceso, nosotros visitamos todos los comercios que quedan básicamente a cinco minutos de distancia en carro desde la finca para ver la perspectiva de ellos y para ofrecerles recogerles gratuitamente los desperdicios que ellos generan”, describió, a lo que añadió que, entre esos comercios destacan verduleros, supermercados, cocinas y restaurantes, entre otros. 

“Todo el mundo tiene un principio ecológico en su corazón y está feliz ante la posibilidad de reciclar porque ellos quieren dejarles un mejor planeta a sus hijos. Pero lo ven como un favor y como una incomodidad adicional que tienen que asumir para alejarse de la rutina de desperdicio que tienen en sus empresas, en sus operaciones. Están haciendo un esfuerzo adicional por el amor al planeta Tierra”, concluyó el agrónomo.

Presenta al público Ian Pagán Roig, agricultor, fundador y gestor del proyecto agroecológico El Josco Bravo.

Democratización del manejo de los residuos orgánicos 

Pacheco, durante su alocución, planteó un modelo de compostaje fermentativo que busca democratizar el manejo de los residuos orgánicos a nivel de país. Además, enfatizó en una recolección higiénica, eficiente y de alta pureza para ampliar y controlar la microbiología de los residuos orgánicos, evitando la generación de olores objetables, permitiendo la implementación del compostaje como instrumento de una economía circular que impulse el desarrollo social y económico de la comunidades y aproveche el entorno tropical, que a su juicio, está alineado con el compostaje fermentativo

El ingeniero explicó que los pilares de TAIS son el recogido de escombros, la creación de composta, la agricultura ecológica y los bioinsumos. 

Pacheco, además, describió que el 58% total de los gases generados por los vertederos son de metano y el 61% de estos, van a la atmósfera, aportando al calentamiento global. También señaló que, en el 2020, todos los rellenos sanitarios en Estados Unidos produjeron 55 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes, por lo que, por cada tonelada métrica que entra al vertedero, se producen 1.86 toneladas de dióxido de carbono equivalente. 

Ante este escenario, el ingeniero indicó que el tema ya está presente en la agenda de agencias federales, como la Environmental Protection Agency (EPA), que en octubre de 2023 publicó la ‘Escala de desperdicio de alimentos’. “Están tratando de ver cómo utilizar los residuos de desperdicios de alimentos”, describió.

“Esto es un problema bien grave que tenemos que atender. La solución, nosotros le llamamos recicloponía, que no es otra cosa que rescatar los residuos orgánicos en forma fermentada para llevarlos a compostaje. Al hacer esto, nosotros tenemos la habilidad de poder manejar estos residuos de una forma más eficiente de lo que se pudiera hacer si no tuviéramos la fermentación”, explicó.

“Nosotros producimos, la gente produce los alimentos, los recogemos, hacemos la gestión de recogidos, compostamos, producimos agricultura y volvemos a cerrar el ciclo. Es compostaje fermentativo”, resumió Pacheco.

Los retos para generar composta en el país, enumeró, son la falta de educación sobre el tema y de capital operacional, la dificultad de obtención de permisos y la competencia por los insumos. Ante esto, las soluciones que propone son un plan curricular en el Departamento de Educación para los estudiantes desde “kindergarten hasta el grado 12” y la creación de un fideicomiso de residuos sólidos, constituido por agricultores, empresarios, alcaldes, representantes de alcaldes y la academia, entre otros. 

Interviene Carlos Pacheco, fundador y presidente de Trito Agro-Industrial Services (TAIS).

Devolviendo la vida al suelo

El Dr. Chong, durante su intervención, hizo hincapié en la necesidad de desarrollar una estructura metodológica y un plan de emergencia tras el embate de los huracanes para que la materia orgánica no se pierda y termine depositada en el sistema de relleno sanitario; también habló de los diferentes tipos de compostas y materiales, además de su capacidad nutricional; insumos como los fermentos y la eventual transición para que, gracias a la profundidad del suelo, la biología y los colectores, el suelo cobre vida.

Al iniciar su presentación, Chong mostró imágenes de su proyecto en la UPR-EEA de Gurabo, centrado en el manejo y el compostaje de restos vegetales dejados por los huracanes Irma y María, en 2017. El doctor explicó que la estación reservó un área para recibir y clasificar este material para compostaje utilizando principalmente vegetación. El investigador apiló los desechos, insertó tuberías perforadas y luego inoculó las pilas de escombros con microorganismos beneficiosos. 

El científico enfatizó en que el material orgánico transformado utilizado como insumo, aporta nutrientes, mejora la capacidad hídrica, reduce la compactación, facilita el intercambio de nutrientes y provee biología apropiada y vida al suelo. 

Además, Chong destacó la diversidad de materiales orgánicos recolectados que pueden ser residuos vegetales, aquellos resultantes de huracanes, podas, hojas, grama o restos y descartes de comida (animal, vegetal) cruda o cocinada. También enumeró residuos de producción o industriales, como estiércoles animales, pulpa de café, huesos, vísceras, conchas, sargazo, residuos de setas, plumas, cáscaras, grasas y cartón. En cuanto a orgánicos, destacó que pueden ser crecidos como coberturas vegetales, azolla (helecho acuático), larvas (mosca negra soldado), lombrices y microorganismos. Estos tres últimos organismos, expuso, también pueden ser usados para estabilizar otros materiales orgánicos. 

“Hay diferentes tipos de compostas y de acuerdo con cómo las hagas, tienes una oportunidad de llevar esa composta a un producto tan bueno, que cuando lo pones en el suelo es como si fuera un inóculo, en bien pocas cantidades, y tu suelo se va regenerando”, describió.

Las plantas colectoras, explicó el doctor, alimentan a los microorganismos que están en la composta, “y tu suelo aumenta en materia orgánica y crece hacia abajo (con profundidad)”. “Eso es parte de lo que se le llama agricultura regenerativa, que está regenerando el suelo”, agregó.

Por último, el Dr.Chong habló del bokashi, un proceso que convierte los residuos de alimentos y otras materias orgánicas llevándola a una degradación no putrefacta y fermentativa, que inocula la materia orgánica con microorganismos y que puede resultar en alimento del suelo al añadirle nutrientes. “Me llevo los residuos a mi finca y los dispongo alrededor de los árboles. Los pequeños agricultores, muchas veces pueden hacer ese tipo de cosas para ser más sustentables”, recomendó.

Al micrófono, Dr. Joaquín Chong, especialista en composta de la Estación Experimental Agrícola de la Universidad de Puerto Rico.

Modelo de negocio

Hepperly, por su parte, como consultor en el manejo de orgánicos y gerente de proyectos agrícolas y de composta, reflexionó sobre la posibilidad de modificar los presupuestos municipales, separando una partida para uso exclusivo de la composta; implementar un programa gubernamental de financiamiento para compañías de reciclaje y de composta y establecer centros de composta regionales para desarrollar economías de escala.

A mí normalmente cuando me llaman para dar consultoría, me hablan de buscar viabilidad, mayormente económica. Yo voy con el dueño del vertedero, voy con personas en diferentes partes de Estados Unidos, que el enfoque de ellos no es puramente ambiental. Normalmente yo trato de guiarlos hacia la parte ambiental, pero la razón por la que me pagan no es para eso; es para yo hacer que el proyecto funcione y que corra bien, y no solo desde el punto de vista biológico, con permisología, además, que tenga un tiempo de vigencia y que se pueda financiar”, narró. 

El compostador certificado alertó sobre los altos costos de los equipos necesarios, como las ‘horizontal grinder’. “Yo pienso que hay que financiar los equipos de manejo de compostaje, porque ahora mismo no hay ningún banco (en Puerto Rico que provea este tipo de financiamiento). Hay que financiar una máquina. Las pocas máquinas que hay en Puerto Rico son usadas porque no pueden conseguir financiamiento”, lamentó.

Por otro lado, enfatizó que, para establecer un modelo de negocio de composta competitivo, el nivel de toneladas trabajadas es un parámetro de producción que determina la capacidad comercial. 

“El compostador pequeño hace al menos de 10,000 toneladas. Ese es el rango más o menos. Tiene que haber cierta escala, porque hay unos ahorros. Cuando hablamos de compostadores de un nivel comercial, lo que estamos hablando es más o menos 10,000 toneladas para que el compostador sea viable financieramente”, explicó el compostador, quien mencionó que uno de los retos que ha enfrentado es el reclutamiento de personal en este sector.

Durante su participación, Reed Hepperly Mignucci, compostador certificado por el US Composting Council.

Nutriente de los viveros

Para la Naturaleza trabaja un proyecto de compostaje dirigido por Ahmed Pérez, superintendente de Reforestación, que surgió luego del huracán María. Cuando el país se vio en la necesidad de ocuparse de la gran cantidad de material vegetativo resultado del impacto, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos se acercó a Para la Naturaleza en busca de apoyo con el propósito de prevenir que este desecho llegara a los vertederos, por lo que se habilitó un espacio en la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, en Manatí, que procesó cerca de 22,000 yardas de residuos vegetativos para convertirlos en composta. Esa creación de composta ante la emergencia se llevó a cabo paralelamente con las mejoras y expansiones de los viveros de la organización y el aumento de su producción. Desde entonces, el programa de composta de la organización suple a sus viveros.

“Para mí (la composta) es importante porque se cierra el círculo de material que a veces se desperdicia o entendemos que no es reutilizable y es volverlo a utilizar para el comienzo de la vida, que son los árboles, que son seres vivos. Algo también importante es que en Puerto Rico hay un gran problema con el manejo de los desperdicios sólidos y la gran mayoría de esos desperdicios llegan a los vertederos”, opinó Pérez.

Contáctanos