El manglar es un filtro natural de contaminantes y sedimentos, acción que se traduce en aguas claras y de mejor calidad. Es un servicio gratuito y constante que nos ofrecen estos bosques sorprendentes pues son los únicos capaces de vivir en la frontera entre mar y tierra. Y hablando de tierra, más del 77% de los contaminantes que llegan al mar son de origen terrestre. Pero hay está el manglar, quieto, creciendo y filtrando como agente amortiguador. Veamos algunos datos.
Estudios realizados en la isla de Nueva Caledonia demostraron que el manglar tiene la capacidad de retener en sus raíces metales pesados de alta toxicidad. Se detectaron hasta 100 veces más níquel, cromo y cobre concentrado en el manglar que el disuelto en el agua adyacente. En otros estudios se ha demostrado cómo el manglar atrapa además el plomo, el cadmio y el mercurio.
No se queda ahí. Veamos qué ocurre con las aguas usadas – sanitarias -cargadas de nutrientes como el amonio y el nitrato. Estos nutrientes en concentraciones bajas son muy necesarios. Pero cuando llegan en concentraciones muy altas hay problemas. Estos estimulan el crecimiento de microalgas no deseadas que descomponen y deterioran la calidad del agua. ¿Qué hace el manglar en ese caso? Lo dijeron el Dr. Jorge Corredor y el Prof. Julio Morell, investigadores en el Departamento de Ciencias Marinas, UPR Mayagüez. Estos colegas y mentores realizaron y publicaron un estudio en 1994, en el que demostraron la capacidad de los sedimentos del manglar en depurar nutrientes. Exactamente, sus estudios demostraron la capacidad del manglar de absorber entre 10 y 15 veces la cantidad de nitrato que descargaba la Planta de Tratamiento de Aguas Usadas en La Parguera. Es decir, el manglar no solo absorbía el nitrato que le llegaba de la planta de tratamiento sino que tenía capacidad absorber muchísimo más.
Los arrecifes de coral, humedales, campos de algas, manglares y dunas de arena son el mejor “dique” de protección de la costa frente a las inundaciones y erosión que provoca el cambio climático, en lugar de gastar miles de millones de dólares en barreras.
También son los sedimentos otros compuestos que atrapa el manglar. La estructura de sus raíces actúa como trampas que acumulan los sedimentos que provienen de tierra. Estudios recientes reportan que las raíces del manglar retienen hasta el 50% de los sedimentos que les llega. Este fenómeno queda evidenciado cuando se miden las tasas de acumulación de sedimentos en estos ecosistemas entre 1 y 8 mm de acumulación al año. Menos sedimentos en el agua se traduce en aguas más transparentes y buenas.
Así es que ocurre. Cae un aguacero fuerte ese día y bajan las aguas de escorrentía arrastrando metales pesados, sedimentos y otros contaminantes hacia el litoral. Pero el manglar y sus sedimentos las reciben comenzando el proceso de retención y filtración. El resultado es que el agua de escorrentía entonces llega a la laguna, bahía, canal, filtrada, más limpia, menos contaminada. Como una planta de tratamiento natural y orgánica. Beneficiando a todas las criaturas acuáticas y sus ecosistemas. Y a todos los que disfrutamos del litoral.
Gracias a estos estos regalos que nos provee el manglar es que las aguas de la Parguera y la Laguna Torrecilla no están peor. Cada día son más los visitantes que llegan a la Parguera para disfrutar de sus encantos. Algunos se quedan en tierra y otros se lanzan al mar. No importa, pues ambas actividades generan movimiento del terreno y sedimentos. Ambas actividades generan metales pesados, aceites y otros por los fluidos del motor. Por otro lado, muchos nutrientes se generan por desbordamientos de aguas sanitarias y sistemas de recolección sobrecargados de aguas usadas.
Ahora nos movemos al norte, a la Laguna Torrecilla, un cuerpo de agua que se encuentra en una cuenca hidrográfica donde más del 70% está desarrollada en viviendas, carreteras, industria y comercio. Donde la densidad poblacional es de las más altas en América. Escenario que se traduce en fuentes de contaminación al agua. Pero ahí está nuestro manglar del norte y el sur, filtrando y depurando el agua, evitando que la cosa sea peor.
Protección de costas, vivero de los océanos tropicales y templo de biodiversidad son otros de los regalos del manglar. ¿Infraestructura azul o ecosistema natural? Lo importante es conservar, mejorar, restaurar y crear estos ecosistemas para que nos obsequien con sus servicios de bien para Puerto Rico y sus habitantes.