La agenda para el fortalecimiento de la infraestructura emprendida por la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, con sus primeros dos proyectos de reconstrucción, debe desembocar en una verdadera transformación del mapa de abastos y distribución del agua de Puerto Rico.
Los planes deben apuntar a la sostenibilidad del sistema y a la calidad del servicio del recurso. La conservación del agua es parte indispensable de la ecuación.
La AAA se enfrenta al envejecimiento de sus equipos. Poco después del impacto del huracán María, la corporación pública pudo suplir agua en una variedad de sectores, asistida en parte, por generadores de electricidad. Pero el previsto crecimiento de la fuerza de los ciclones aumenta la probabilidad de que se afecten las operaciones de las instalaciones.
Por eso, la inversión en la AAA tiene que ser sostenida, bien planificada y asistida por expertos.
La ocasión surge de una asignación de $5,000 millones del programa de Asistencia Pública de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, y los ingresos que rinda una reclamación de $900 millones a los aseguradoras.
Apoyamos la intención de la Autoridad de renovar 116 plantas de filtración y 51 de tratamiento de aguas usadas con esta oportunidad de financiamiento inexistente previo al huracán. Las visitas de inspección a las plantas de filtración y las estaciones de bombas anunciadas por el presidente ejecutivo de la AAA, Elí Díaz Atienza, que suman 450, deben servir para elaborar un documento con un detallado diagnóstico de los daños y sus costos. De este modo se guiará la intervención en las estructuras con arreglo a sus necesidades y las de la población.
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