Hay ideas que viven con uno, que por alguna razón siguen en la mente como un latido. La artista puertorriqueña Consuelo Gotay -una de nuestras grandes grabadoras- tuvo hace varios años la idea de crear un taller de grabado en el país, como aquellos que se organizaron a partir de los 50 y que ayudaron a formar a tantos artistas.
La falta de espacio y tiempo, sin embargo, le impedía desarrollar dicho proyecto, el cual tenía perfectamente diseñado en su cabeza. Pero el año pasado, luego de que la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, puso a su disposición un espacio en la renovada Biblioteca Carnegie en Puerta de Tierra, Gotay vio la oportunidad para concretar lo que llevaba ideando hacía décadas.
Fue así que nació el Centro para el Grabado y las Artes del Libro de Puerto Rico, que abrió sus puertas a principio de mes, y que ofrece una serie de cursos para los adultos interesados en aprender desde grabado y caligrafía, hasta colografía, imprenta manual y confección de libros tridimensionales. El espacio sirve, además, como lugar de encuentro para artistas, especialmente grabadores que quieran enseñar o incluso aprender de sus colegas. El lugar también cuenta con un pequeño espacio que funciona como taller personal de Gotay, quien sabía que la única manera de llevar a cabo esta iniciativa, era trabajando desde allí.
“Por alguna razón yo tenía tan claro que esto algún día iba a darse que empecé -desde los 90- a recopilar equipo. La mayoría de las cosas que hay aquí son mías personales, de mi taller, y cosas que me han regalado, así que no es que haya habido una gran inversión”, cuenta Gotay desde una de las áreas del amplio salón que sirve como hogar de este nuevo centro artístico.
La artista explica que la relación con el municipio de San Juan surgió por el proyecto Paseo de Letras, del que forma parte y donde ofrece talleres de creación de libros a niños y niñas. Fue durante uno de esos talleres en una comunidad en Santurce que la alcaldesa de la capital se le acercó para saber si se animaba a desarrollar un proyecto si le ofrecía el espacio. “Le dije ‘lo tengo planeado hace más de 20 años’. Y empezamos a buscar lugares, estuvimos como dos años buscando, hasta que llegué aquí”, cuenta.
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