El uso masivo de generadores eléctricos que aún se reporta en la isla pudiera estar afectando “drásticamente” la calidad del aire, que en algunas áreas ya excedía los niveles permitidos de dióxido de azufre, opinaron ayer expertos en salud pública y ambiental.
El 21 de diciembre, la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés) designó las cuencas aéreas de San Juan y Guayama-Salinas como zonas de “no logro” por incumplir con los parámetros de calidad para dióxido de azufre. La EPA analizó muestras recopiladas entre junio de 2011 y mayo de 2017.
Tras el paso del huracán María, miles de familias, comercios e industrias adquirieron generadores ante la incapacidad de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) de proveer su servicio. A casi cuatro meses del ciclón, el 40% del país sigue a oscuras.
“Considerando que la demanda de generadores y la quema de combustible han sido tan altas, podemos asumir que la calidad del aire pudo haber disminuido en muchos lugares, impactando la calidad de vida del ciudadano”, dijo el coordinador del Programa de Salud Ambiental de la Escuela Graduada de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, Pablo Méndez Lázaro.
“Si la mitad de los generadores que se adquirieron siguen operando, no tengo duda de se ha afectado la calidad del aire y la salud. Estos equipos emiten compuestos químicos ofensivos al sistema respiratorio y que pueden causar infartos, derrames cerebrales y hasta la muerte”, agregó Ángel González, miembro del Comité de Salud Pública y Ambiental del Colegio de Médicos y Cirujanos.
A raíz de la emergencia, la Junta de Calidad Ambiental (JCA) aprobó una resolución otorgando una dispensa del requisito de tener un permiso para el uso de generadores mientras no haya servicio eléctrico. Esta acción, según Méndez Lázaro, multiplicó la cantidad de generadores y las “fuentes dispersas de contaminación”.
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