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La relación profesional de las coganadoras del Premio Nobel de Química comenzó en Puerto Rico

La microbióloga francesa Emmanuelle Charpentier y la bioquímica estadounidense Jennifer Doudna cargaron hoy, miércoles, con el Premio Nobel de Química por su trabajo investigativo que las llevó a desarrollar una “tijera molecular” que ha revolucionado el campo de la manipulación genética. Y la relación profesional de ambas doctoras comenzó con un café en un negocio en San Juan.

Charpentier y Doudna, laborando en lados opuestos del océano Atlántico, desarrollaron un método conocido como CRISPR/Cas9 que es utilizado para realizar “cortes” precisos en la secuencia genética de animales, plantas y microorganismos.

El premio, de paso, fue otorgado exclusivamente a mujeres apenas por cuarta vez en los 119 años de historia del galardón.

La técnica le permite a los científicos cortar y remover cadenas específicas de un gen y así eliminar errores que conllevan a condiciones genéticas y de salud.

Charpentier explicó al portal oficial del Premio Nobel que se interesó en el trabajo de Doudna, cuyo equipo identificó un gen en el sistema inmunológico de la bacteria Estreptococo que la protege de infección por virus, y decidió entablar una conversación para ver si le interesaba colaborar con su trabajo investigativo.

La oportunidad llegó en el 2011, cuando Charpentier y Doudna asistieron a una conferencia celebrada en Puerto Rico. Una colega de ambas las presentó y comenzaron a charlar sobre una taza de café en un negocio en San Juan. En ese momento, Charpentier sugirió que deberían explorar las calles del Viejo San Juan, y mientras caminaban comenzaron a hablar sobre sus respectivos proyectos.

Doudna accedió a unir esfuerzos y organizaron una serie de reuniones virtuales. Su labor colaborativa rindió frutos rápidamente, pues en el 2012 publicaron sus hallazgos y revelaron que la molécula CRISPR/Cas9 puede ser “programada” para realizar cortes precisos en material genético.

Más de 100 estudios clínicos alrededor del mundo utilizan la molécula CRISPR/Cas9 para modificar los genes de enfermedades hereditarias en busca de desarrollar tratamientos.

“Ganar el Premio Nobel refleja que la ciencia continúa avanzando y ha ayudado a desarrollar mujeres que son líderes. Mi deseo es que esta tendencia siga e, inclusive, que se riegue en otras direcciones”, sostuvo Charpentier.

Solo tres mujeres, a nivel individual, han ganado un Premio Nobel, y esta es la primera ocasión que dos científicas comparten el galardón. Marie Curie ganó el Premio Nobel de Química en 1911, seguida por Dorothy Crowfoot Hodgkin en 1964. Barbara McClintock obtuvo el Nobel de Medicina en 1983.

“Solo espero que nuestro descubrimiento sea utilizado para el bien, para llevar a cabo nuevos descubrimientos en la biología y para el beneficio de la humanidad”, indicó Doudna.

Además de su efecto transformador en la medicina moderna, CRISPR puede utilizarse para fabricar plantas que puedan almacenar más carbón o ser más resistentes a los extremos del clima. CRISPR abre las puertas para que los investigadores “ataquen los problemas más apremiantes que enfrenta la humanidad”, resaltó Doudna.

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