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Los escasos manglares de Miami tienen quienes los cuiden

Refugios para animales y barreras naturales contra huracanes, los manglares son la solución natural para el no tan lejano Miami inundado por la subida del nivel de mar que pronostican los especialistas, de ahí que los pocos que quedan sean protegidos y aseados regularmente por voluntarios.

Virginia Key, un islote en la bahía Vizcaína, conserva algunos de estos escasos bosques tropicales formados por especies botánicas que crecen en el agua salada que alguna vez poblaron las costas del sur de Florida y que el desarrollo inmobiliario diezmó.

El primer fin de semana de cada mes decenas de voluntarios acuden a Virginia Key con guantes, cubos y bolsas para limpiar los manglares de la contaminación por plásticos y objetos que la marea arrastra y quedan atrapados en su intrincada vegetación, que actúa como un “colador” natural.

UN FILTRO NATURAL

“Los manglares son los sistemas más naturales que existen para filtrar las aguas”, dice a Efe Irela Bagué, nombrada en 2020 responsable de la bahía Vizcaína por la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava.

“Lamentablemente” -dice Bagué- la bahía, que no es solo de Miami y abarca una superficie de 428 millas cuadradas (1,108 kilómetros cuadrados), con tres partes bien definidas y problemas diferentes en cada una, está “en declive”, debido a la contaminación por muy diversas causas que afecta a sus aguas.

Bagué formó parte de un grupo de mujeres de las Girls Scouts USA que, con el especialista en limpieza de manglares Andrew Otazo al frente, trabajó durante horas a pleno sol y con el agua por la rodilla para retirar 262 libras (119 kilos) de basura del manglar de North Point, en Virgina Key, el pasado fin de semana.

Mucho menos cosecharon los estudiantes y profesores de la escuela de negocios de la Florida International University que al mismo tiempo espulgaron una playa y los manglares que la rodean.

DEFENSA CONTRA HURACANES

Los manglares no solo son el hábitat de especies animales, sino que actúan como una barrera natural contra las tormentas y huracanes y absorben el dióxido de carbono que es uno de los gases causantes del calentamiento global, que a su vez está produciendo un aumento del nivel del mar.

El sur de Florida es una de las zonas del mundo más amenazadas por la subida de las aguas marinas, un problema del presente no del futuro, pues ya durante el siglo XX, el nivel aumentó unos 15 centímetros, según información de la ONU.

Bagué dice que la mejor protección para quienes vivan a orillas del mar o la bahía Vizcaína puede ser, en lugar de un malecón o un muro en el mar, un manglar.

“Las personas van a tener que tomar decisiones como esa”, dice cuando se le pregunta si es posible hacer crecer manglares de nuevo en donde hoy hay jardines, piscinas o marinas.

Cuando se construyeron los condominios al borde de la bahía que son la imagen de Miami muy pocos veían algo positivo en esa maraña vegetal que quitaba vista e impedía un acceso fácil al agua, así que la mayoría acabó hecho astillas.

Hoy es otra cosa y hay quienes instan a los miamenses a plantar especies como la Rhizophoria mangle, el Conocarpus erectus o la Laguncularia mangle, incluso tierra adentro.

BELLEZAS CONVERTIDAS EN BASUREROS

Otazo, nacido en Miami hace 34 años de padres cubanos, graduado en ciencias políticas y con experiencia en el Departamento de Estado y como asistente del expresidente mexicano Felipe Calderón en la Universidad de Harvard, entre otros puestos, se define como un apasionado de los manglares.

En los últimos tres años ha sacado 14,000 libras (6,356 kilos) de basura de esos bosques inundables con las mareas, en su mayor parte trabajando en solitario.

También suele hacer convocatorias a sus numerosos seguidores en las redes sociales para que le ayuden en esta tarea que realiza al margen de su vida profesional.

No es un trabajo fácil, pero es necesario para mantener “sanas” estas “importantísimas” piezas del ecosistema de la bahía Vizcaína.

Otazo suele ir regularmente a Virginia Key a limpiar los manglares, a veces hasta una vez a la semana. Empezó a hacerlo hace unos tres años y medio porque se dio cuenta de que “nade estaba haciendo nada” para evitar la acumulación de basura, que produce “un daño ecológico enorme”.

“Me encanta entrar a los manglares, es una belleza única pero desgraciadamente a la vez es un vertedero”, dice.

Este joven triatlonista dice que encuentra de todo, pero sobre todo plástico, y cree que esa basura es la que hay en las calles de Miami y llega a la bahía por los desagües y canales, arrastrada por los fuertes aguaceros tropicales.

“Cualquier cosa que los humanos crean puedes llegar a encontrarla en los manglares”, señala, para decir que desde la pandemia también “hay un montón de mascarillas”.

Con el fin de llamar la atención sobre este problema y recaudar fondos para combatirlo, Otazo participó en 2019 en el maratón de Miami con una mochila cargada con 35 libras (15.89 kilos) de basura extraída de los manglares.

En 2020 participo en esa misma competencia arrastrando un carrito con 135 libras (61.29 kilos) y todavía no ha decidido qué hacer este año por sus queridos manglares.

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