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Menores confinados siembran semillas para su futuro

Hace más de dos años que Nelly (nombre ficticio) fue privada de su libertad por una falta que cometió siendo menor de edad, teniendo que batallar con la frialdad de una oscura vivienda a donde apenas se asoma algún rayito de sol que consigue evadir los niveles de seguridad del Centro de Detención y Tratamiento Social (CTS) de Ponce.

Sin embargo, esta joven de 19 años se esfuerza cada día al estudiar una carrera de sonografía médica en modalidad virtual, mientras se integra a un proyecto agrícola que hace poco transformó su encierro en una nueva oportunidad. Allí aprendió sobre el proceso de germinado de semillas que crecen en medios acuosos, uno de varios proyectos liderados por el agrónomo Mariano Ramis del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), como parte del proceso de rehabilitación de una treintena de varones y féminas menores de edad en custodia del Estado.

De acuerdo con el agrónomo, “hicimos este proyecto aquí, por el espacio que tenemos que es cerrado, frío y no hay mucha luz directa. Es un proyecto de ‘microgreen’ (microplantas), son germinados de semillas que tenemos en unos medios acuosos y, en este sentido, un ‘pack’ que se le aplica agua en unas bandejas y los primeros cuatro días se germinan en la oscuridad”.

“Es un proyecto fácil de hacer. Ellas ven que de estas semillitas tan pequeñitas sale una plantita que es comestible; es un tipo de grumosa que ellas pueden comer en las ensaladas o en algún plato de desayuno, almuerzo y cena porque tienen valores nutricionales”, esbozó.

Precisamente, Nelly pensó que el espacio no era adecuado para lograr algún tipo de cultivo, pero hace dos semanas cambió de parecer porque al estar en contacto con las plantas descubrió otra pasión que la reconecta con su mayor sueño.

“Ha sido una experiencia bonita al ver que esa semilla que tú sembraste, pensando: ‘Eso no va a nacer aquí porque hace mucho frío’. ¡Mira por dónde va ya! Al principio no me llamaba mucho la atención, pero después, cuando lo destapaba, veía que de esa semillita tan chiquitita crecían las plantitas y yo me volvía loca”, confesó la joven natural de Guayama.

Igual piensa Alicia, de 17 años, quien recientemente logró graduarse de cuarto año tras casi un año de confinamiento. “Ha sido una experiencia totalmente diferente debido a que en el ambiente que estamos no piensas que germina algún tipo de siembra y al ver que sí , es algo totalmente diferente. Esto me ha ayudado mucho más de lo que pensaba. Me ha enseñado a valorar muchas cosas… el aire que uno respira afuera no es el mismo que tú respiras aquí adentro. Tengo muchas metas por ahí, pero próximamente quiero empezar a estudiar barbería. Después me gustaría estudiar enfermería pediátrica”, sostuvo la menor de San Sebastián.

Mientras que Sofía, de 15 años, aseguró que “el proceso de las plantas para mí es una terapia, porque estando aquí al menos tenemos algo que hacer. Me gusta mucho”. La adolescente de Bayamón destacó que le canta a los germinados para que crezcan.

De otra parte, el patio interior de la institución correccional de menores también se ha convertido en otro espacio para cultivar 70 plántulas de lechugas a través del sistema hidropónico a pequeña escala, que ya enfrentó su primera prueba con temperaturas de sobre 105 grados.

“Yo pensé que se habían muerto, pero medimos el pH y pusimos un poquito más de abono. Llevamos pocos días, pero uno se entretiene y va aprendiendo más cada día. Estando aquí pues, uno se siente más libre”, argumentó el ponceño José Luis, de 19 años y quien planifica estudiar administración de empresas para convertirse en inversionista.

Por otro lado, el director institucional del CTS de Ponce, Rafael Malavé, detalló que “aquí hay una composición de una cooperativa y parte del proceso del proyecto hidropónico es que la cooperativa pueda trabajar con el cosecho de lo que estén sembrando y generar fondos para la cooperativa”.

“Con un solo proyecto estamos atendiendo varias cosas a la vez, como desarrollo de la sensibilidad, responsabilidad, trabajo en equipo, capacitarles con destrezas de autoempleo y autosustento, nos ayuda sobremanera con la socialización entre ellos, el compromiso. Utilizamos esa experiencia como parte de su plan de tratamiento”, puntualizó.

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