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Miembros de la industria claman espacio para la acuicultura en la isla

acuicultura

Pese a que cada día gana más adeptos a nivel mundial, la acuicultura en Puerto Rico sigue siendo una actividad económica y alimentaria en ciernes.

Quienes la practican, sin embargo, le ven un alto potencial de desarrollo.

Esta industria, definida como la producción de organismos acuáticos bajo condiciones controladas, tuvo un momento pico en la isla a mediados de la década de 1990. Por razones sociales, económicas y políticas, decayó hasta el punto de que, en 2006, se eliminó el Programa Graduado de Acuicultura de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Mayagüez. Con ello, cerraron los proyectos que había en la Estación Experimental Agrícola de Lajas.

En Lajas, sin embargo, Mike McGee mantiene hace 30 años su finca Caribe Fisheries, en cuyas charcas produce peces ornamentales para distribución mayorista en Puerto Rico y exportación.

Hace un par de años, McGee amplió su proyecto para criar peces para consumo, como basa y pacú. Además, produce semillas de peces y camarones para venderlas a otras fincas acuícolas.

Pero falta mucho para que haya una acuicultura comercial en Puerto Rico. Lo que tenemos son personas a nivel de consumo propio, que tienen sus charcas y cosechan. Pero, proyectos comerciales de camarones de agua dulce y salada o tilapia, como los que hubo en los años 80 y 90, ya no los hay”, dijo a El Nuevo Día.

Pertinente

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), la acuicultura es probablemente el sector de producción de alimentos de más rápido crecimiento. Representa el 50% del pescado destinado a la alimentación a nivel mundial.

La acuicultura es practicada tanto por sectores pobres en países en desarrollo como por empresas multinacionales en estados ricos, agrega la FAO. Existen cerca de 567 especies acuáticas que se cultivan en todo el mundo.

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