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“Nos quedamos sin manglar”

Manglar de Maunabo

(23 de febrero de 2018) – Más de 50 especies detuvieron su vuelo, pero así mismo, se marcharon al ver su hábitat totalmente destruida, la Reserva Natural Humedal Punta Tuna en Maunabo.

María destruyó viviendas humanas y sus aterradores vientos se encargaron de limitar la biodiversidad del bosque litoral costero y pantanos, donde por años crecieron el cayur, mangle rojo, negro, blanco y botón; todos, se vinieron abajo.

“¡Nos quedamos sin manglar!”, expresó el oficial de Manejo de la Reserva y biólogo Humberto Figueroa.

Aves nativas, como la Yaboa, quedaron desamparadas, los mangles donde se refugiaban “se secaron en un 100 %”.

Sin embargo, el bosque de agua dulce se recuperó mucho más rápido, al contrario del manglar. Por lo menos, a cinco meses del huracán ya existe una primera capa de protección ante la erosión de terrero que traería consigo otro fenómeno atmosférico.

“Estamos trabajando diferentes estrategias para recuperarlo (el manglar), así como también, aumentar la cubierta forestal de la cual estamos desprovistos. Ciertamente, hay unos procesos que van a ser a corto plazo y otros a largo plazo. En el caso del manglar, conlleva años en que volvamos a recuperarlo. En el caso del bosque litoral costero se recupera más rápido, son especies nativas que crecen en terreno alto. Esa va a ser nuestra defensa inicial en el caso de que un huracán posterior venga a atacarnos en la zona”, argumentó el biólogo.

Queda la esperanza de recuperación con la siembra de mangles atado a un proceso de hidrología para acelerar el crecimiento de los mangles en el pantano de agua salada.

“El mangle conlleva un proceso más lento, quizás tengamos que sembrar mangles dentro de la reserva. Tenemos un vivero a nivel central en Cambalache. Germinamos las semillas y posteriormente traermos las nuevas plántulas”, describió el biólogo, Humberto Figueroa.

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