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Nuevo Campus: Reseña especial sobre la Hacienda La Esperanza

Hacienda La Esperanza Campus

Es sostenible, moderna y a la vez respetuosa con la historia y la naturaleza del lugar. La Hacienda La Esperanza en Manatí estrena nueva arquitectura ganadora de premio.

Tres firmas locales participan en este abarcador proyecto en la propiedad que maneja Para la Naturaleza (unidad del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico). ERERAS Arquitectos, Ramírez Buxeda Arquitectos y Talleres (ahora Oficios MA), colaboraron para desarrollar edificios en esta antigua hacienda azucarera que hoy es un laboratorio de investigación ecológico, histórico y arqueológico.  El resultado les mereció el Premio de Honor 2016 en la categoría Obra Construida del capítulo local de la American Institute of Architects (AIA).

“El proyecto busca reconstruir un recinto histórico de mediados del siglo 19, incorporando nuevas estructuras a las existentes como la Casa del Marqués de La Esperanza y el área del trapiche de caña impulsado por vapor. El gran reto fue lograr que las nuevas estructuras respetaran un visual agrícola-industrial, una huella y volumetría histórica, y un lenguaje de arquitectura rural, todo dentro de un marco de utilidad moderna”, esboza el licenciado Fernando Lloveras, Presidente del Fideicomiso.

Un grupo interdisciplinario de expertos de Para la Naturaleza (historiadores, arqueólogos, diseñadores, artistas, agrónomos y expertos en restauraciones históricas), unieron sus talentos para apoyar al equipo de arquitectos. En la etapa inicial se dio la remodelación con conciencia histórica de la Casa del Marqués por parte del Arq. Francisco Gutiérrez, entonces con su firma Talleres.  Gutiérrez fue parte importante en el desarrollo y seguimiento del Plan Maestro creado.

La logística entre firmas

En la segunda etapa los arquitectos se dividen las labores del Plan. Aunque el mismo incluye seis nuevos edificios, en esta etapa se terminaron dos: un vivero de plantas con área de comedor para empleados y un edificio de mantenimiento y taller de madera.

Ramírez Buxeda Arquitectos se ocupó del edificio de mantenimiento. ERERAS elaboró los dibujos de la construcción del vivero. La firma Oficios MA se mantuvo en constante colaboración en todo el proceso y supervisión del plan.

Ramírez Buxeda Arquitectos se ocupó del edificio de mantenimiento. ERERAS elaboró los dibujos de la construcción del vivero. La firma Oficios MA se mantuvo en constante colaboración en todo el proceso y supervisión del plan.

“Aunque hubo una división de labores, en todo momento estuvimos coordinando entre las oficinas los detalles constructivos, ya que tenían que concordar entre las estructuras, para asegurar consistencia”, puntualiza Ramírez Buxeda sobre el proyecto que contó además con un project team compuesto por los arquitectos: Nelson Cotto, Miguel Miranda, Francisco Matta y Robin Planas.

Ejemplo de diseño green

“Es importante recalcar que desde el día uno y en todo momento, esto iba a ser un modelo, un prototipo, un ejemplo del diseño verde”, añade Ramírez Buxeda como arquitecto de récord del proyecto.

Se implementaron estrategias para el manejo del site, reducción del consumo de agua, energía y manejo de desperdicios. La construcción minimiza la contaminación por luces nocturnas. Toda el agua que se usa en los edificios es recolectada de lluvia. De igual forma,  un sistema fotovoltaico provee el 100% de la energía. Eso, entre otras estrategias.

El vivero

“Trabajamos con una tipología de grandes edificios horizontales. Utilizamos estructuras de acero con un alto nivel de transparencia, apoyándonos en la luz, el viento y las vistas del lugar para guiar el diseño”, explica el arquitecto Ernesto Rodríguez (ERERAS) sobre el edificio, cuyas naves en su interior alcanzan los 25 pies de altura.

“Han sido diez años de labor muy detallada y de colaboración constante. Se hizo un trabajo de infraestructura muy importante que incluía toda una serie de tuberías y cisternas. Este edificio del vivero, que contiene tanto áreas de servicio como las cisternas y cuartos eléctricos y mecánicos, como el área de mezcla de tierra y viveros, así como el área de comedor, es uno que aun dentro de esa complejidad programática tiene una resolución formal muy sencilla y elegante”, puntualiza Eugenio Ramírez, de ERERAS.

Para acceder al artículo original, haz click aquí: http://www.areamagazine.net/nuevo-campus/

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