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Para la Naturaleza agradece a sus más de 3mil voluntarios, quienes han donado más de 52 mil horas de su tiempo

Tras el paso del huracán María, la activación de miles de puertorriqueños dentro y fuera de la Isla como voluntarios para ayudar a sacar a la Isla de la crisis causada por el fenómeno ha sido vital. El voluntariado de la organización Para la Naturaleza ha sido parte de esta fuerza. Su ayuda es imprescindible para la recuperación de las comunidades aledañas a las áreas naturales que sufrieron pérdidas y daños.

Los voluntarios de Para la Naturaleza han estado activos recibiendo vagones, acomodando y empacando suministros que se distribuyen desde el centro establecido en el Antiguo Acueducto del río Piedras. Gracias a los voluntarios, también se ha retomado la importante producción de árboles nativos en los viveros que la organización tiene en distintos puntos cardinales del País.

Para la Naturaleza se une durante esta semana a la celebración del Día Internacional del Voluntario. La conmemoración exalta la labor, entrega y dedicación de los voluntarios en todo el mundo. La organización agradece a sus 3,632 voluntarios, las 52,517.23 horas que han entregado, de manera desinteresada para adelantar proyectos e iniciativas.

A lo largo del año, los voluntarios han desempeñado un papel protagónico en el éxito de proyectos de Para la Naturaleza, como por ejemplo la excavación arqueológica y laboratorio de Arqueología, en el yacimiento de playa Jayuya, en Fajardo; el mantenimiento y siembra de diversas especies nativas de árboles en viveros, siembra de árboles en comunidades afectadas por el huracán, monitoreo de tortugas marinas y aves migratorias, entre muchos otros.

Actividad de arqueología en el Recinto Histórico de Hacienda la Esperanza.

En 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó que el 5 de diciembre de cada año sea el Día Internacional del Voluntario. Según lo ha descrito la propia ONU, el Día Internacional de Voluntarios “es una celebración a nuestro compromiso y de nuestra esperanza de un mundo mejor”.

Tal es el caso de Ana Rita Ortiz, voluntaria líder de la Región Norte de Para la Naturaleza desde el 2014, quien se movilizó al Centro de Suministros en el Antiguo Acueducto tras el paso del huracán María con un gran sentido de compromiso ciudadano.

“Me inspira el deseo de invertir mi tiempo disponible en actividades que hacen la diferencia en la vida de los seres humanos y en la recuperación de la Naturaleza. El trabajo voluntario es necesario y gratificante, pues se refleja alegría y orgullo en el servicio”, expresó Ortiz, residente de Toa Baja y maestra retirada.

Ana ha trabajado como Líder Voluntaria en el proyecto Mapa de Vida y posterior a María se incorporó al empaque de víveres para las comunidades perjudicadas por el huracán. También ha colaborado con el censo de vegetación, en Jájome, Cayey, así como en el Censo de Aves, en Hacienda La Esperanza, en Manatí.

Área Natural Protegida Cañón San Cristóbal, actividad de Árboles Campeones, medición de un árbol de Quenepa y uno de Eugenia Montícola. Guiado por el intérprete ambiental Roberto Cerpa con la ayuda del voluntario Alexis Cuevas. Foto: Thais Llorca / Para la Naturaleza

Por su parte, Glorimar Vázquez ha sido una amante de la naturaleza toda su vida. Según cuenta, le hacía falta identificar una manera en la que pudiera entregar toda su pasión y amor de una manera “organizada, dirigida y concentrada”, de la mano de una “organización seria”. Su deseo se concretó en el año 2011, cuando comenzó a trabajar en el proyecto Mapa de Vida.

“Esto no es trabajo, es terapia, y una forma de expresar todo lo que siento por la Madre Tierra”, dijo Vázquez, residente de Carolina y asistente de recursos humanos en una empresa privada, quien ha colaborado en iniciativas como Árboles Campeones, huertos, censo de iguanas juveniles, conteos de aves y limpiezas de costas y ríos y costas, entre otras.

Limpieza del río Piñonas, Barranquitas. Foto: “Pipo” Reyes.

A su vez, Glorimar presentó a la joven Génesis Torres ante la organización, quien también se integró a la fuerza de voluntarios, y demuestra un gran sentido de responsabilidad por la encomienda que asume, brindándole continuidad generacional al esfuerzo común que el voluntariado hace en favor de la conservación de la naturaleza.

“Siendo voluntaria, soy portavoz de lo que cada joven de nuestra edad puede hacer para que nuestras futuras generaciones puedan disfrutar de lo que hoy tenemos en la naturaleza. ¿Cuántos años quiero participar?, hasta que sea viejita y con canas”, concluyó la dedicada joven.

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