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Reciclar abre a opciones de actividad económica

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De entrada, hay que recalcar que la tasa de reciclaje en la isla está muy lejos de alcanzar la meta trazada en los estatutos estatales. Las autoridades gubernamentales no se han movido de forma efectiva a resolver la alta acumulación de desperdicios que tiene a los vertederos municipales en estado crítico.

La población insular recicla apenas el quince por ciento de la basura que produce, a pesar de que la Ley 72 de 1992 dispone un porcentaje de treinta y cinco. Esta última es precisamente la tasa de reciclaje prevaleciente en Estados Unidos. Ese nivel de reciclaje es, de acuerdo a la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA), responsable de 757,000 empleos y $36,000 millones en sueldos al año.

El reciclaje de los desperdicios, como puede verse, tiene el potencial de generar actividad económica, a la vez que protege el aire, los suelos y el agua.

La gestión mínima de reciclaje, en cambio, se deja sentir sobre los recursos municipales. Víctimas de estas circunstancias son los 29 sistemas de relleno sanitario que manejan cerca de cuatro millones de desperdicios sólidos al año. Tan solo diez de ellos cumplen con las leyes y los reglamentos ambientales. Sobre otros trece pesan órdenes de cierre emitidas por la EPA.

De ahí la importancia de reducir el volumen de desperdicios que llega a los vertederos y, por ende, la proliferación de basureros clandestinos.

Una alternativa es la recuperación de los materiales reciclables en su punto de origen, como son los hogares, los comercios y las escuelas. La eficacia de este método dependerá de esfuerzos educativos continuos que inserten la reducción, el reúso y el reciclaje de los residuos como un hábito más del quehacer diario.

Crear una cultura de reciclaje es una tarea pendiente que tiene el gobierno y la sociedad de Puerto Rico.

El reciclaje puede ser una fuente ingresos para las familias, las comunidades y el comercio, si se desarrollara un mercado local para ello. De este modo, desperdicios que hoy son exportados al exterior podrían ser transformados en artículos para la venta.

Un ejemplo recientemente discutido en la Legislatura son los neumáticos. El proyecto de la Cámara 1652 propone hacer mandatorio el uso de asfalto modificado con gomas trituradas en la construcción y reparación de todas las vías públicas del país.

La materia prima saldría de los millones de gomas que se desechan cada año y que, sin la disposición correcta, se convierten en criaderos de mosquitos, en detrimento de la salud.

Por no ser biodegradables, las gomas representan una amenaza a la naturaleza. Su nociva quema es frecuente, igual que su desecho en cuerpos de agua.

La inversiónen infraestructura de reciclaje es requisito para edificar una industria de reutilización de neumáticos. La forma de lograrlo debe resultar del diálogo entre el gobierno y el sector privado.

La aprobación de legislación por sí sola no bastará para aumentar el reciclaje, en vista del recrudecimiento reciente de las exigencias del mercado internacional de compra de desperdicios como las gomas, con China a la cabeza. Los gobiernos municipales son los más perjudicados, por la reducción de oportunidades para vender los residuos.

Ante este panorama, corresponde a las autoridades estatales y municipales identificar nuevos mercados que reciban los materiales reutilizables. Pero, sobre todo, debe estudiarse con seriedad las condiciones que propicien el procesamiento de residuos en empresas de manufactura en la isla.

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