Madrid – El ser humano sigue con la vista puesta en Marte, donde acaba de aterrizar la misión InSight, aunque los límites de la exploración espacial también se expandieron hacia Mercurio y el Sol, en el año en que falleció el autor de gran parte de los descubrimientos de la astrofísica moderna, Stephen Hawking.
El momento más emocionante del año científico fueron los “siete minutos de terror” que vivió el módulo espacial InSight justo antes de aterrizar en la superficie de Marte, cuando tenía que reducir su velocidad de casi 12,000 millas por hora hasta 1.8 mph.
En la sala de control del Laboratorio de Propulsión de la NASA en Pasadena (California, EE.UU.) desde donde se siguió el amartizaje, el silencio era denso y solo roto por la voz de la técnica que informaba de las diversas fases del descenso.
“Te siento, Marte, y pronto conoceré tu corazón. Con este aterrizaje a salvo, estoy aquí. Estoy en casa”, saludaba InSight en su cuenta de Twitter ya a salvo en el planeta, desde donde ha enviado varios selfis y fotos del terreno que le rodea.
Tras años de debates sobre si hay agua líquida en Marte, finalmente se ha localizado un lago subterráneo de agua salada bajo una capa de hielo, según datos de la sonda Mars Express.
El lago se sitúa en la región de Planum Australe y según los datos del estudio publicado en Science estaría bajo 4,900 pies de hielo, se extiende unas 12 millas y tendría 3 pies de profundidad.
El ser humano miró también este año hacia Neptuno, adonde la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Japonesa (JAXA) enviaron en octubre la misión BepiColombo para intentar resolver alguno de los grandes enigmas del Sistema Solar.
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