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Se acerca el principio del fin de las bolsas plásticas

bolsas plásticas que se desintegran

La pesadilla de la contaminación con plástico podría acabar con la aparición de una bolsa hidrosoluble. En Chile, con 5,000 millas de costa, los mares sufren las consecuencias del uso anual de 3.4 millones de bolsas plásticas, según datos del ministerio de Medio Ambiente. Nada menos que 200 bolsas por persona al año.

Pero las bolsas plásticas tienen los días contados. Acaba de entrar en vigencia la ley que prohíbe su entrega o venta en el comercio y que convierte al país sudamericano en pionero en el continente. Al tiempo que comienza su aplicación en forma gradual, dos emprendedores chilenos sorprenden con su demostración de bolsas que se disuelven en un vaso de agua en forma instantánea. Incluso se toman el contenido para confirmar lo inocuo del producto.

En conversación con DW, los inventores de SoluBag piensan en el futuro. “No queremos reemplazar todo el plástico, sino el de un solo uso que termina siendo basura”, dice Alejandro Castro. “Esta tecnología permite fabricar no sólo bolsas, también envases o cubiertos desechables. Hay muchos productos que podrían ser amigables con el medio ambiente, como las cañitas o los cepillos de dientes”, adelanta Roberto Astete.

Versión mejorada

Aparte de bolsas biodegradables a base de almidón de maíz, desde hace más de diez años existen en el mercado europeo y estadounidense bolsas que se disuelven en agua. Uno de los usos más conocidos es para la pesca. En Alemania, la empresa familiar Go-Soluble de la ciudad de Diez, en el estado de Rheinland-Pfalz fabrica desde 2011 envases y bolsas para quienes tienen la buena costumbre de recoger las deposiciones de sus perros en la calle o, por ejemplo, para separar y poner al lavado ropa que podría estar contaminada en un hospital.

La fórmula de este material es simple. Se trata de Alcohol Polivinílico o PVA, un polímero soluble en agua, el mismo del pegamento blanco o cola fría. La innovación de los chilenos es utilizar caliza en vez de petróleo, una materia extraída de la naturaleza que, aseguran, una vez disuelta la bolsa, sólo deja carbono y no es dañina ni deja rastro, sólo algo de turbiedad. La nueva receta es mucho más barata y hace las bolsas más accesibles.

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